Humilde familia vive una tragedia y destrucción

*Se trata del drama sumiendo más en la desgracia material a los protagonistas de la familia Amaya Acevedo, a quienes un corto circuito quitó lo poco que tenían

 

Mario GIRÓN

Oaxaca, Oaxaca, Domingo 16 de Septiembre, 2018.- 14:43: Intensos rayos solares caen con todo su poder, sin compasión, sobre una humilde vivienda, con aroma a quemado, devorada por lenguas de fuego que se elevaron lo suficiente para anunciar tragedia, destrucción, la noche del pasado jueves, en la agencia Dolores, de Oaxaca de Juárez.

Sin embargo, la hora mencionada es de incertidumbre: la señora Tania, otra mujer adulta más y tres niños empiezan a sentir apetito. Confiesan que no han probado alimento en horas pasado Meridiano. La moneda sigue en aire, no saben si comerán en los minutos siguientes o más tarde, por la noche.

Se trata del drama sumiendo más en la desgracia material a los protagonistas de la familia Amaya Acevedo, un ejemplo de célula básica de la sociedad que perdió lo poco que poseía, que, con mucho esfuerzo, trabajo y limitación, había levantado para vivir más o menos decorosamente, sobre todo, buscando un espacio agradable, para los tres menores de edad.

Al parecer, un corto circuito acabó con todo, lo poco que vestía el hogar levantado con ilusión de progreso en la segunda privada de Ejército Mexicano 117, colonia Ampliación Dolores, perteneciente a la Agencia de Policía con el mismo nombre.

Cabe destacar que la tragedia envolviendo a una familia que no merecía una desgracia más en su haber, va más allá de la información difundida. La familia afectada por el fuego que devoró un hogar, ayer seguía sin probar alimento, faltando 17 minutos para las 15 horas.

El problema es importante, no tienen en dónde cocinar, la antigua estufa ya no existe, el fuego la consumió. La señora Tania no tiene en dónde cocinar, cuenta con despensas obsequiadas por la generosidad vecinal, pero no, en dónde cocinarla. Hoy, que cuenta con comida, no tienen en qué transformarla.

El desayuno, es otro tema, porque Dios existe, reconoció la entrevistada, “familiares contribuyeron con una buena cantidad de memelas y atole. Algo es algo, así logramos calmar un poco el apetito, estrés, la desesperación que ahora mantiene como rehén a dos mujeres adultas, principalmente.

Los tres niños están en lo suyo, jugando, utilizando obsequios de vecinos y personas altruistas, no comprenden, no alcanzan a dimensionar lo sucedido, si acaso, lo sintieron la noche de jueves, cuando los cinco protagonistas de esta triste historia, hacinados, pasaron la noche en un espacio improvisado, de tres por tres metros, protegidos por laminas, de la inclemencia del tiempo.

La señora Tanía narra:

Gracias a vecinos logramos sofocar el incendio antes de que sucediera algo más grave. A ellos mi reconocimiento.

También narró:

-El susto embargó a todos: jamás olvidaremos las 19:30 horas de jueves, en mi mente está el ir y venir de mujeres, hombres y jóvenes corriendo, cargando cubetas con agua, un ejercicio de intensidad con la que respondieron vecinos asustados, preocupados, con la meta de sofocar una peligrosa emergencia, para así evitarle al fuego multiplicarse y alcanzar hogares cercanos.

Indicó que el milagro se hizo presente, dotando de fuerza y poder a la solidaridad vecinal, empeñados en eliminar un problema, el cual, pudo convertirse en infierno.

La señora Tania confiesa: “poco después de la 12 de la noche de ayer, nos retiramos a intentar descansar en nuestro improvisado espacio. Los niños, fueron los primeros en caer, durmieron profundamente después de una larga la noche de susto, llanto y agitación”.

“Yo, no pude hacerlo. ¿Cómo dormir? ¿Cómo logarlo? Después de la tragedia que nos envuelve y amenaza con lo peor para con nosotros. Vueltas y vueltas, llorando, pensando ¿cómo vamos hacerle para levantarnos, superar la desgracia?

“Creo que, a las 5 horas, el cansancio me venció”.

La generosidad vecinal se hizo presente ayer en la tarea de limpieza, levantando la destrucción, huella de lo que el fuego devoró, lo necesario para poner en orden un espacio víctima del fuego y así, con ayuda de la comunidad, dejar listo el espacio para efectos de la reconstrucción.

En tanto, la generosidad capitalina se hace presente, se multiplica la solidaridad entre los humiles, de pobre a pobre. ¿Y los otros protagonistas de sociedad capitalina, los de poder adquisitivo, además de las instituciones? Preguntan vecinos, lamentando la desgracia envolviendo a la familia Amaya Acevedo.

Para mayor información, la señora Tania ofrece su número telefónico: 951 121 25 22.

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