Descubren Quipu, la mayor estructura del Universo

Oaxaca, Oaxaca, Lunes 10 de Febrero, 2025 (Fuente: Aristegui Noticias, Milenio y Debate).- Que el cosmos es inconmensurable -aunque todavía desconocemos si es finito o infinito– es una verdad prácticamente incuestionable. A pesar de ello, los científicos se las ingenian cada día para intentar darle sentido y poder medirlo de la manera más precisa posible.
Esto lo traigo a colación porque, el pasado 31 de enero, apareció publicado un extenso artículo en el repositorio Arxiv de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), en donde investigadores encabezados por Hans Bohringer, del Instituto Max Planck de Alemania, afirman haber descubierto la mayor estructura del Universo cercano (se espera que en unos días el trabajo aparezca publicado en una de las revistas más prestigiadas: Astronomy and Astrophysics).
Ésta fue bautizada como Quipu en honor a un sistema de medición ancestral utilizado por los habitantes del Imperio Inca, el cual, en su época de mayor esplendor, abarcó el territorio de lo que hoy es Perú y parte de Chile.
Quipu está formada por millones de galaxias que se agrupan como si fuesen racimos. De hecho, los astrónomos han podido determinar que estas superestructuras están constituidas, a su vez, por grupos más pequeños llamados cúmulos y supercúmulos. Cada uno de estos cúmulos y supercúmulos están formados por miles de galaxias.
Por ejemplo, la Vía Láctea, la galaxia a la que pertenecemos, se encuentra situada dentro de un cúmulo llamado Laniakea, el cual contiene alrededor de 100,000 galaxias.
Ahora bien, lo que Bohringer y su equipo descubrieron es que Quipu posee una masa de unos 200 cuatrillones de masas solares, lo cual significa que, si pudiésemos transportar estrellas como el Sol hacia esta superestructura, es probable que nunca terminemos nuestra tarea debido a que hablar de cuatrillones ya es en sí mismo una cifra que resulta bastante abrumadora. Además, de extremo a extremo, mide unos 1,300 millones de años luz, es decir, es unas 13,000 veces más grande que la Vía Láctea.
Con respecto a los efectos que tiene esta superestructura sobre todo lo que la rodea, Bohringer ha mencionado que “una estructura tan grande simplemente tiene que afectar su entorno, y comprender esos efectos es fundamental para entender el Universo”.
En otras palabras, que los físicos y astrónomos comprendan la influencia que tienen estructuras tan grandes como Quipu, partiendo de la idea de que el Universo es un todo donde cada parte afecta al conjunto, podría ayudarles a entender mejor cómo evolucionan las galaxias, así como a lograr un mayor entendimiento sobre los modelos cosmológicos actuales; también les permitiría mejorar la precisión de las mediciones que, gracias a instrumentos avanzados de observación, realizan.
En este sentido, las superestructuras afectan directamente cuestiones tales como la radiación de fondo de microondas. Dicha radiación es el remanente de la Gran Explosión -o Big Bang- que impregna todo el Universo y cuya presencia fue descubierta en los años sesenta por dos físicos estadounidenses: Arno Penzias y Robert Wilson.
Antena con la que Arno Penzias y Robert Wilson descubrieron, accidentalmente, la radiación de fondo de microondas. Imagen: Observatorio Europeo Austral (ESO).
Sobre esto, Bohringer ha comentado que “para determinar con precisión los parámetros cosmológicos, necesitamos comprender los efectos de la estructura local a gran escala del Universo sobre las mediciones de dicha radiación”.
Pero las superestructuras no solamente afectan a la radiación de fondo de microondas ya que, como también menciona este investigador, “estos efectos incluyen no solamente modificaciones del fondo cósmico de microondas, sino también distorsiones de las imágenes del cielo por el efecto de los lentes gravitacionales a gran escala, así como por la influencia de los movimientos de flujo a gran escala sobre las mediciones de la constante Hubble”.
Las lentes gravitacionales -un fenómeno descrito por la Teoría General de la Relatividad de Einstein- suelen producirse cuando, por ejemplo, una galaxia, al interponerse entre una estrella y otra galaxia, la luz que llega a la Tierra de esta segunda galaxia o de esa estrella, aparece distorsionada y magnificada (como si fuese una lupa) debido a las modificaciones ocurridas en la geometría del espacio-tiempo por la galaxia que se está interponiendo. Y las superestructuras, debido a su gran tamaño, podrían funcionar también como inmensas lentes gravitacionales.
La constante de Hubble, por su parte, a la que también alude Bohringer, es básicamente una unidad de medida –propuesta por Edwin Hubble en 1929– la cual utilizan los astrónomos para determinar la velocidad a la que el Universo se expande. Por lo tanto, las superestructuras también podrían tener un efecto directo sobre su tasa de expansión.
El astrónomo Edwin Hubble sentado frente al telescopio de 100 metros del Observatorio de Mont Wilson (California) con el cual descubrió la expansión del Universo. Imagen: NASA.
Por otro lado, todo apunta a que, al lograr tener una mayor comprensión de cómo afectan superestructuras como Quipu al entorno, los investigadores podrán tener no solamente una mejor comprensión sobre cómo se formó el Universo, sino también cómo las galaxias han ido evolucionando a lo largo del tiempo (porque recordemos que, a pesar de éste se expande y las galaxias se alejan unas de otras, existen, gracias a la gravedad, galaxias que se acercan unas a otras) y sobre todo qué es lo que sucederá con el Universo dentro de millones de años después de que éste se siga expandiendo y los astros comiencen a apagarse y, en definitiva, todo lo que nos rodea muy probablemente deje de existir.
Con respecto a lo que les depara a estas superestructuras, Hans Bohringer afirma que “en la futura evolución cósmica, éstas se desintegrarán en varias unidades que poco a poco se irán desintegrando. Por lo tanto, se trata de configuraciones transitorias que no durarán para siempre”.
Así, en el futuro, cuando seguramente los seres humanos ya no estemos presentes, muy probablemente el Universo adquirirá otra configuración. Afortunadamente, gracias a investigaciones como éstas, los científicos buscan intentar predecir su evolución y cuál podría ser su destino. El destino, finalmente, de la humanidad, de la Tierra y de todo aquello que nos rodea.
De ahí que este asunto tenga una importancia capital no solamente para la ciencia, sino también para el pensamiento y las ideas, pero, sobre todo, para hacernos más conscientes de que nuestra especie, a pesar de su pequeñez en comparación con el tamaño del Universo, paradójicamente no es insignificante ya que ha sido capaz de plantearse grandes preguntas y de seguir explorando de forma incansable, todo para saciar su ilimitada curiosidad que, al parecer, es innata.
2024 YR4, éste es el asteroide que hace que todos miren arriba; ¿cuáles serían los protocolos a seguir?
Por otra parte, aunque fue descubierto a finales de diciembre, hasta hace una semana el gran público desconocía la existencia del asteroide 2024 YR4 y la muy baja posibilidad de que choque contra la Tierra en 2032, pero las agencias espaciales tienen ya activados grupos de reacción para fijar su tamaño y trayectoria.
Aún quedan siete años para que el asteroide pueda llegar a golpear la Tierra y los expertos no quieren mandar un mensaje catastrofista, pero, dado su tamaño y la posibilidad de impacto, que actualmente se cifra en el 2,2 %, sí es necesaria una vigilancia activa.
Descubierto el 27 de diciembre pasado por el programa ATLAS (Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides) desde Chile, por el momento se estima que tiene un diámetro entre 40 y 90 metros, y la hipotética colisión se calcula para el 22 de diciembre de 2032, según datos de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Por su tamaño y con una probabilidad de impacto superior al 1 % en un momento dado dentro de los próximos 50 años, 2024 YR4 cumple los criterios que han hecho que se activen dos grupos de reacción avalados por la ONU: la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG).
Ambos han emitido notificaciones en las que se informa de que «como expertos y por nuestros protocolos, tenemos que poner una atención especial a este asteroide particular», explicó esta semana a EFE el coordinador del servicio de información de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, Juan Luis Cano.
Variaciones en la probabilidad
Desde que se realizaron los primeros cálculos la posibilidad de impacto ha ido variando (de 1% a 2,2 %) y la ESA indica en su web que «es importante recordar que la probabilidad de impacto de un asteroide suele aumentar al principio antes de descender rápidamente a cero tras observaciones adicionales».
Las variaciones se deben a que «estamos mejorando los parámetros que definen la órbita y, por tanto, reduciendo la incerteza en el paso futuro del asteroide», dice a EFE el investigador del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) -ambos en España-, Josep Maria Trigo.
Aunque la mirada está puesta en 2032, Trigo recuerda que el asteroide visitará ya las inmediaciones de la Tierra, en 2028, cuando se «mejorará de nuevo la órbita y entonces, posiblemente se deduzca que esa probabilidad es más pequeña o incluso nula».
Para el astrofísico, «lo importante es que se ha detectado con siete años de margen y con tiempo para estudiarlo y actuar, si fuese necesario».
Protocolos activados por primera vez
SMPAG (presidido por la ESA y formado por agencias espaciales) e IAWN (presidida por la NASA en la que además de las agencias están los observatorios de objetos cercanos a la Tierra y los centros de investigación relacionados con asteroides) fueron creados hace una década, aunque sus protocolos de aviso se aplican desde 2018 y esta es la primera vez que se activan, recuerda Cano.
Ambos tenían ya prevista esta semana una reunión con la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre (UNOOSA), en Viena, en cuya agenda se incluyó informar sobre este asteroide.
SMPAG aseguró que «se seguirá vigilando activamente la evolución» y se emplazó para una próxima reunión cuando acabe el actual periodo de visibilidad «o antes, si la evolución de la amenaza lo merece», señala el documento.
Ahora, el asteroide es seguido desde Tierra por centros como el Instituto de Astrofísica de Canarias, pero desde abril ya no será posible y se podrá volver a ver aproximadamente desde abril de 2028, precisa Cano.
Observación desde la Tierra y el espacio
Actualmente se aleja de la Tierra casi en línea recta, lo que dificulta determinar con precisión su órbita estudiando cómo se curva su trayectoria a lo largo del tiempo, según la ESA.
Una vez fuera del alcance de los telescopios terrestres, el encargado de medir su recorrido será el espacial James Webb, según el jefe de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, Richard Moissl.
El experto declaró a EFE, tras la reunión de Viena, que Webb permitirá calcular el diámetro exacto del objeto, un dato esencial para evaluar su riesgo, y agregó que hay «pistas» que hacen pensar que es un asteroide de composición rocosa.
Relativamente pequeño
De momento queda mucho por saber de 2024 YR4 y el impacto es improbable, pero de producirse, IAWN identificó como pasillo de riesgo el océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, el océano Atlántico, África, el Mar Arábigo y el sur de Asia.
2024 YR4 es un objeto «relativamente pequeño» -afirma Cano- por lo que si impactara con la Tierra los daños podrían ser similares a los causados en 1908 por un meteorito en Tunguska (Siberia), donde arrasó una extensión similar a la isla de Gran Canaria.
Si la roca está por debajo de 50 metros, SMPAG recomendaría la evacuación de la zona de impacto, agrega el experto, y si superara ese tamaño se estudiarían además otras opciones.
La misión estadounidense DART ya demostró en 2022, con el impacto de una sonda contra el pequeño asteroide Dimorphos, que la tecnología del impactador cinético era viable para potencialmente defender la Tierra de la amenaza de un objeto procedente del espacio.
Alineación planetaria 2025: Cuándo y cómo ver el evento en México
El 28 de febrero de 2025, el cielo nocturno ofrecerá un espectáculo astronómico impresionante: una gran alineación planetaria que reunirá a siete planetas en el horizonte poco antes del anochecer. Este fenómeno, considerado uno de los más destacados del año, podrá observarse en distintas partes del mundo, incluyendo México.
De acuerdo con sitios astronómicos, serán los planetas, Saturno, Mercurio, Neptuno, Venus, Urano, Júpiter y Marte los que podrán verse en el cielo. Cuatro de ellos (Mercurio, Venus, Júpiter y Marte), serán visibles a simple vista, mientras que Urano, Neptuno y Saturno serán visibles solo con telescopio o equipo especializado de observación.
Las alineaciones planetarias ocurren cuando varios planetas del sistema solar se posicionan casi en línea desde nuestra perspectiva en la Tierra. Aunque no se trata de una alineación perfecta, el evento es sumamente atractivo para astrónomos y entusiastas del cielo nocturno. Aunque algunos estudios han analizado su influencia en las mareas, su impacto en la vida diaria es mínimo.
Dónde y cómo ver la alineación planetaria en México
Para disfrutar de este fenómeno en su máximo esplendor, los astrónomos recomiendan alejarse de la contaminación lumínica de las ciudades. Lugares como montañas, miradores o reservas naturales ofrecen mejores condiciones para la observación del cielo.
Además, es importante consultar el pronóstico del clima antes de salir, ya que la nubosidad o lluvias podrían dificultar la visión del evento. Se sugiere también llevar ropa abrigadora y, de ser posible, binoculares o telescopios para mejorar la experiencia.