Samuel Gurrión: entre corruptos y narcos

Álvaro LÓPEZ AZUARA

Oaxaca, Oaxaca, Viernes 28 de Junio, 2019.- Al concluir el sexenio de José Murat, la nueva adquisición de su hijo, el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, ya tenía claro hacia dónde caminar: la obra pública y los medios de comunicación, y hacia allá se encaminó Samuel Gurrión, actual secretario de Medio Ambiente y Energía del gobierno del estado.

Los corruptos en la obra pública

Para la obra pública se alió con los operadores del gobernador oaxaqueño, Ulises Ruiz Ortiz, especialmente con Martín Vásquez Villanueva, entonces secretario de Salud y con Miguel Ángel Ortega Habib, secretario de Finanzas, dos de los hombres más corruptos de ese sexenio.

Así, obtenía contratos, a veces no ejecutaba los trabajos o los hacía mal y con sobreprecios.

A Samuel Gurrión le dieron la construcción del Centro de Salud con servicios ampliados de San Pedro Pochutla, a través de la constructora Materiales Montiel; en la auditoría practicada en febrero de 2007 se detectaron trabajos no ejecutados y sobreprecios.

Lo mismo hizo en el Hospital Básico Comunitario de Santa María Huatulco, donde la Auditoría Superior del Estado detectó irregularidades, por trabajos no ejecutados, que sumaban más de 4.5 millones de pesos. En el Hospital Materno Infantil de Candelaria Loxicha, la Secretaría de Salud le dio generosos anticipos, que no correspondían al monto total de la obra.

También se adjudicó la construcción de un hospital materno infantil en San Vicente Camalote, donde recibió anticipos, pero los trabajos nunca se ejecutaron. Muchos de los hospitales abandonados en el sexenio de Ulises Ruiz Ortiz y su secretario Martín Vásquez Villanueva se deben a los negocios hechos con Samuel Gurrión.

Con “Greg” Sánchez de Quintana Roo

Encaprichado con los medios de comunicación, simplemente se adueñó del periódico Adiario, quitándoselo a los periodistas Guadalupe Thomas y Abundio Núñez; algo parecido hizo con la familia de Pedro Morales Sosa, apropiándose de El Sol del Istmo.

“Dime con quién andas y te diré quién eres”, reza el refrán y Samuel Gurrión de pronto se vio como entrañable amigo de un ascendente político de Quintana Roo, Gregorio “Greg” Sánchez Martínez, entonces presidente municipal de Benito Juárez-Cancún.

Era tanto su amistad, que hay fotografías de “Greg” Sánchez en fiesta de Juchitán. Nadie sabía de dónde venía la miel, hasta conocerse que Samuel Gurrión regenteaba una agencia de modelos, cuya personal estaba compuesto por cubanas, rusas, checas y muchas mujeres que huían de la miseria en Europa Oriental. El municipio de “Greg” Sánchez era su puerta de entrada.

El periódico Adiario era regalado en la ciudad de Oaxaca, porque no era un negocio sino una lavadora de dinero, orquestada por el mago del outsourcing y la evasión fiscal, el oaxaqueño Sergio Castro López, en complicidad con Samuel Gurrión. El esquema le gustó a “Greg” Sánchez, así que, en 2009, el periódico Adiario se instaló en Cancún, dirigido por David Gurrión Matías.

En esos meses, el periódico apuntaló la candidatura de “Greg” Sánchez para gobernador del estado y todo parecía ir viento en popa, cuando de pronto la justicia federal se apersonó en Quintana Roo y detuvieron al precandidato perredista a la gubernatura, acusado de delincuencia organizada, tráfico de enervantes, lavado de dinero y trata de blancas; también se le acusó de tener vínculos con los hermanos Beltrán Leyva y Los Zetas.

La Procuraduría General de la República (PGR) no sólo enfocó sus investigaciones en Gregorio Sánchez, sino también incluyó al presidente del Consejo de Administración de Adiario de Cancún, David Gurrión Matías. La PGR cateó los ranchos y negocios del preso “Greg” Sánchez, así como también las instalaciones del periódico Adiario en Cancún, y llegaron hasta Oaxaca donde les clausuraron un restaurante y una gasolinera.

También fueron revisados los negocios de los Gurrión, porque sus empresas concesionarias de automóviles vendían y rentaban vehículos con sobreprecios al expresidente de Benito Juárez-Cancún.

Para junio de 2011, el periódico Adiario de Cancún se quedó sin solvencia económica, mientras su patrocinador languidecía en el penal de máxima seguridad de Nayarit. Sin pago por seis meses, los trabajadores presentaron una queja y exigieron su pago ante la Procuraduría de la Defensa del Trabajo en Cancún.

Por esas mismas fechas, la empresa Comercial Automovilística S. A. (Volkswagen), la que en 2007 los Gurrión habían adquirido, quebró. La alianza con Greg Sánchez había naufragado y el agua les llegaba a los Gurrión hasta el cuello, pero los salvó la candidatura de Samuel Gurrión a una diputación federal que le dio fuero y tiempo para limpiar el cochinero del narcotráfico y la trata de blancas.

La alianza con “Greg” Sánchez había sido fructífera, pero había naufragado, y Samuel Gurrión volvió los ojos a Oaxaca, con un pie en el Distrito Federal. Siendo diputado federal afianzó amistades mediante un sencillo truco: a los legisladores y funcionarios federales les ofrecía comidas, regadas abundantemente con bebidas y bellas compañías, las edecanes de su agencia, pero de eso hablaremos mañana.

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