La fe y devoción por la Virgen es muy grande

*Además de ser patrona de Oaxaca, también es muy venerada en Guerrero, Puebla, Veracruz, Estado de México, Chiapas, Morelos, Estado de México, Distrito Federal, etcétera

*Historia completa de la virgen de Juquila, siendo este 08 de diciembre su día más grande e importante

Oaxaca, Oaxaca, Jueves 08 de Diciembre, 2022 (Fuente: Agencias).- La comunidad de Juquila (municipio y distrito ubicado en la región Costa de Oaxaca) se fundó en el año 1272 por un grupo de personas de origen mixteco que llegaron a establecerse a orillas de un caudaloso río.

En el año 1552, cuando vinieron los españoles a México, llegó desde España al estado de Oaxaca un Domínico de nombre Fray Jordan de Santa Catarina o Catalina, y traía consigo una pequeña imagen de la Virgen María tallada en madera de unos 30 centímetros, y después de misionar por la región Sierra Norte de Oaxaca por la Villa Alta para agradecer a un amigo originario de Amialtepec y quien le había ayudado en sus misiones, le obsequio la imagen, y este chatino lo llevó a su humilde choza hecha con zacate y cañuelas.

Rápidamente se hizo popular entre sus vecinos, quienes aseguraban que la Virgen María, a través de la imagen, concedía gracias y favores especiales que estos le pedían.

Por la popularidad comenzó a llegar más gente de otras rancherías y comunidades a visitar la imagen; así que, en el año 1633, el sacerdote de Juquila hizo que se trasladara la imagen a una capilla igual humilde, de zacate y cañuelas, pero, lamentablemente, por el huso de la técnica de roso en los campos de cultivo, que consiste en quemar toda la maleza, el pueblo se incendió, quemándose todo, incluyendo la capilla.

Cuando los pobladores indígenas pudieron cesar el fuego y humo, se hizo presente el milagro y la pequeña imagen apareció entre los escombros intacta de la ropa y cabellos, solamente el rostro estaba enegrecido y con algunas ampollas.

Los devotos chatinos intentaron retocarla, pero no obtuvieron éxito, así que rápidamente comprendieron que la Virgen deseaba tener el color morena de la piel de aquella etnia de esa región oaxaqueña.

Este milagro lo hizo aún más popular y comenzó a llegar mucha gente más a Amialtepec, por lo que el padre Jacinto Escudero, para honrar su milagro, la vistió como a la Virgen de San Juan de los Lagos y la llevó a la iglesia de Juquila, porque la consideraba más importante.

Sin embargo, después de unos días que la imagen llegara a su nuevo templo, inexplicablemente desapareció, y cuando se dieron cuenta que había regresado a Amialtepec, la gente de Juquila pensó que los del otro pueblo la habían robado, así que, por segunda vez la llevaron de nuevo a Juquila. Pasó lo mismo y, así, una tercera vez, por lo que se decidió que se quedara en Amialtepec.

No fue hasta un siglo después, cuándo el obispo Ángel Maldonado en el año 1719, en penitencia y oración de rodillas hizo un pedimento en Amialtepec, pidiéndole a la Virgen que aceptara su nuevo templo: el 30 de junio del año 1719 firmó un edicto, donde se traslada la sagrada imagen al santuario de Santa Catarina Juquila y donde jamás volvió a salir.

Su nombre viene del náhuatl “Jukilla”, que quiere decir “Lugar de la legumbre hermosa”; sin embargo, su nombre correcto es “Xiuquilla”, contracción de “Xuhquililla”, que significa “Lugar en donde abunda el quelite azul”.

Es la Virgen más venerada del estado oaxaqueño; se le venera en el poblado del mismo nombre, situado camino a la región Costa de Oaxaca. Su fiesta grande es el 8 de diciembre, la cual va acompañada de cantos, música, bailes tradicionales y acompañado por una gran alegría de los pobladores.

Además de ser patrona de Oaxaca, también es muy venerada en Guerrero, Puebla, Veracruz, Estado de México, Chiapas, Morelos, Estado de México, Distrito Federal, etcétera.

Esta pequeña imagen originalmente era venerada como Nuestra Señora de la Concepción y se dice que es muy susceptible y severa con todos aquellos que la ofendan.

Se cuenta la historia de una peregrina que, decepcionada por el reducido tamaño de la imagen, dijo que no había valido la pena efectuar el largo viaje, por lo que decidió dejarle una vela y un peso; lo curioso fue que, cuando regresó a su casa, encontró sobre la mesa la misma vela y la moneda que le dejó días atrás a la Virgen.

La devoción por esta Virgen es muy grande, tanto así, que cada año muchas personas efectúan largos viajes, incluso, oaxaqueños provenientes de Estados Unidos, todos con la ilusión de ver a su sagrada imagen.

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