En 1960 un misterioso sonido surgió en la Antártida

Oaxaca, Oaxaca, Lunes 17 de Febrero, 2025 (Fuente: El Imparcial y Wired en español).- Los océanos de nuestro planeta siguen siendo un vasto misterio, hasta el punto de que conocemos más sobre Marte que sobre sus profundidades. Entre los enigmas más intrigantes se encuentra un sonido recurrente detectado en el Pacífico, que ha sido registrado desde 1960 en diferentes regiones, como Australia, Nueva Zelanda y la Antártida. A pesar de décadas de investigación, su origen sigue siendo incierto.

Un sonido extraño y persistente

Hace poco más de una década, algunos científicos propusieron que este fenómeno estaba relacionado con las ballenas minke antárticas (Balaenoptera bonaerensis). Sin embargo, estudios recientes han registrado sonidos similares en zonas donde no se han avistado estos cetáceos, lo que ha puesto en duda esa teoría. Una nueva investigación, publicada en The Journal of the Acoustical Society of America, sugiere que el misterio está lejos de resolverse.

El Bio-Duck: un eco desconocido bajo el agua

El sonido, apodado Bio-Duck debido a su similitud con el graznido de un pato, pero con una tonalidad más profunda y resonante, se detectó por primera vez gracias a submarinos de la clase Oberon en aguas antárticas. Desde entonces, ha sido escuchado en múltiples puntos del Pacífico, incluso en la Cuenca de Fiji Sur en 1982.

Durante años, los científicos intentaron rastrear su procedencia con antenas acústicas y sistemas de hidrófonos. Estos dispositivos permitieron identificar la dirección del sonido y compararlo con emisiones de mamíferos marinos, reforzando la hipótesis de que las ballenas minke eran las responsables. Sin embargo, el descubrimiento de sonidos similares en zonas sin la presencia de estos animales ha puesto en duda esta teoría.

Un lenguaje desconocido en el océano

Ross Chapman, experto en acústica oceánica de la Universidad de Victoria, ha estudiado este fenómeno desde 1986 y sostiene que el sonido tiene un origen biológico. Según sus investigaciones, los patrones acústicos muestran que las fuentes de emisión parecen interactuar entre sí, alternando momentos de “diálogo” y “escucha”.

Los investigadores plantean que este sonido podría formar parte de un sistema de comunicación avanzado, utilizado para coordinar movimientos, enseñar a las crías o compartir información sobre el entorno. Sin embargo, sin pruebas concluyentes, el significado de estas emisiones sigue siendo un enigma.

Un mar de incógnitas por resolver

Este fenómeno nos recuerda lo poco que sabemos sobre la comunicación en el océano. Aunque el Bio-Duck sigue siendo un enigma, su estudio abre la puerta a nuevas investigaciones que podrían revelar secretos aún más profundos sobre el lenguaje de los cetáceos y otras criaturas marinas, indica Xataka. Por ahora, los científicos solo pueden seguir escuchando y analizando, con la esperanza de desentrañar algún día el código oculto en las aguas.

Mira las extrañas nubes de colores de Marte en este video del rover Curiosity de la NASA

Por otra parte, si fueras un astronauta en la superficie de Marte y miraras el cielo justo antes del anochecer, podrías ver nubes que brillan en tonos rojos y verdes. Aunque el escenario de una persona contemplando el cielo extraterrestre todavía parece lejano, los rovers, como el Curiosity de la NASA, de vez en cuando comparten videos de las extrañas nubes iridiscentes del planeta rojo.

Las nubes marcianas están compuestas por hielo de agua o hielo de dióxido de carbono. Las formadas por hielo seco son las más comunes y también son las únicas que producen el fenómeno lumínico iridiscente. El efecto «nacarado» se explica por la dispersión de la luz del Sol del poniente a través de los cristales de hielo. Solo las tonalidades rojas y verdes logran atravesar la densa capa congelada, lo que da a las nubes ese color tan particular. Como es un fenómeno propio del atardecer, los expertos las conocen como nubes noctilucentes o nubes crepusculares.

El último video fue tomado durante el día marciano 4,426 de la misión Curiosity. De acuerdo con la NASA, el instrumento Mastcam a bordo del explorador tomó fotos del cielo durante 16 minutos. El fenómeno de la iridiscencia fue capturado por primera vez en 1997. Desde entonces, los rovers que llegan a Marte observan el firmamento para ver arcoíris antes del anochecer. El Curiosity pudo detectar las nubes noctilucentes hasta 2019. Con este video, es la cuarta vez que el explorador las presencia.

Las nubes de colores aún son un gran misterio, aunque siempre aparecen en la misma época del año. Algunos astrónomos esperan la «temporada de nubes» para alertar a los rovers para preparar sus instrumentos de grabación. “Cada avistamiento es una oportunidad para aprender más sobre el tamaño de las partículas y la tasa de crecimiento de las nubes marcianas. Eso, a su vez, proporciona más información sobre la atmósfera del planeta”, afirma la NASA.

Marte pudo tener simultáneamente ríos de agua y de dióxido de carbono líquido. Una reciente investigación explora esa posibilidad.

El vehículo Curiosity llegó a Marte en 2012 con el propósito de estudiar el clima del planeta y su relación con la geología. Para lograr su objetivo, los ingenieros de la NASA le agregaron cinco cámaras distintas, espectrómetros, detectores de radiación y sensores medioambientales. El cielo marciano no es su prioridad, pero ha capturado algunas de sus mejores fotos, como la nostálgica imagen de un atardecer azul y los rayos del sol atravesando las nubes de dióxido de carbono.