La galaxia más antigua registrada, similar a la Vía Láctea
Oaxaca, Oaxaca, Sábado 04 de Enero, 2025 (Fuente: Excélsior, Wired en Español y Xataka MX).- El registro que la ciencia tiene del origen de la Vía Láctea es de 13 mil 500 millones de años, y aunque no se cuenta con evidencias empíricas de su nacimiento, hay fenómenos astronómicos similares que ayudan a entender la formación.
Este es el caso de la galaxia conocida como Firefly Sparkle, o destello de Luciérnaga en español, que nació 600 millones de años después de la explosión conocida como el Big Bang.
Gracias a las imágenes captadas por el telescopio James Webb, ha llegado a la Tierra nueva información sobre la formación de las galaxias en el universo.
Hallazgos sorprendentes del James Webb sobre el origen de la Vía Láctea
Los hallazgos, cuyos detalles se han publicado en la prestigiosa revista científica Nature, se basan en observaciones del telescopio espacial James Webb, de las agencias espaciales de Estados Unidos, Europa y Canadá.
El telescopio James Webb, una verdadera hazaña de la tecnología aeroespacial, es capaz de operar en el infrarrojo y ver objetos fríos o muy lejanos, como los que se encuentran en el universo primitivo, como la galaxia Firefly Sparkle.
En investigaciones recientes, las galaxias más lejanas detectadas datan de cuando el Universo tenía alrededor del 5 por ciento de su edad actual, pero estas galaxias son unas 10 mil veces menos masivas que la Vía Láctea y su escasa masa dificulta su observación.
Sin embargo, gracias a la avanzada tecnología del James Webb, combinado con el fenómeno denominado «lente gravitacional», estas galaxias de baja masa no sólo pueden ser detectadas, sino que además pueden ser estudiadas con detalle.
La galaxia Firefly Sparkle fue descubierta con el telescopio espacial Hubble, pero ahora las nuevas observaciones detalladas del telescopio James Webb, realizadas por un equipo de astrónomos de Bangladesh, Canada, Dinamarca, Japón, Eslovenia y Estados Unidos, han proporcionado nueva información sobre la formación de esta lejana galaxia.
Los encargados del estudio, Lamiya Mowla, del Wellesley College de EU, y Kartheik Iyer, de la Universidad de Bangladesh, emplearon espectrometría y lentes gravitatorias, que pueden usarse para detectar la presencia de objetos masivos invisibles.
El efecto de lente gravitatoria se produce cuando estructuras masivas deforman la trayectoria de la luz entre un objeto astrofísico y su observador. El efecto de esta distorsión hace que el objeto del fondo se vea como se viera con una lupa cósmica.
Determinan edad de nueva galaxia encontrada por Agencias espaciales internacionales
Con esta observación moderna y a detalle, el equipo ha estimado que la galaxia se encuentra a un desplazamiento que sitúa a Firefly Sparkle en los primeros 600 millones de años del Universo.
Los autores también han observado dos galaxias vecinas, a las que han llamado “Luciérnaga-Mejor Amiga” y “Luciérnaga-Nueva Mejor Amiga”, y que están situadas a 6 mil y 40 mil años luz de Firefly Sparkle, menos del tamaño de la actual Vía Láctea.
Firefly Sparkle es más pequeña y tenue que otras galaxias similares y, según los autores, podría ser una galaxia joven y rica en gas que se encuentra en su fase inicial de formación. Además, la masa de todas las estrellas que contiene es alrededor de diez millones de veces la del Sol.
Por lo tanto, esta galaxia recién descubierta es una de las de menor masa observadas hasta ahora en el amanecer cósmico, en una época en la que las galaxias empezaban a formarse, y con una masa similar a lo que pudo ser la Vía Láctea en esta época temprana, lo que sugiere que es una galaxia similar a la nuestra.
El astrónomo de la NASA y de la Universidad de Maryland, Brian Welch, apunta que “aunque el destino de Firefly Sparkle y sus amigas no puede determinarse a partir de los datos, el estudio de estas posibles progenitoras de la Vía Láctea puede proporcionar pistas sobre cómo se formó nuestro sistema solar”.
¿De quién es esta basura espacial? Un objeto de media tonelada cae en una aldea de Kenia
En otro orden de ideas, los habitantes de la aldea de Mukuku, Kenia, vieron cómo desde el cielo cayó un anillo gigante al rojo vivo. La Agencia Espacial de Kenia (KSA) catalogó al anillo de media tonelada y 2.5 metros de ancho como un objeto espacial desconocido.
La KSA advierte que probablemente sea basura derivada de la activa industria espacial que se ha manifestado por todo el mundo. Sin embargo, todavía no hay certeza sobre qué clase de nave pudo ser la causante del evento. Un análisis preliminar indica que el objeto es un anillo de separación de un cohete. “Tales objetos usualmente se queman al entrar a la atmósfera de la Tierra o caen sin riesgos en áreas inhóspitas, como los océanos”, dijo la agencia en un comunicado.
De acuerdo con los testigos, el anillo cayó al rojo vivo durante la tarde del 31 de diciembre. Debido al oportuno reporte de las autoridades locales, el objeto fue asegurado por instancias federales y se ha iniciado una investigación profunda para determinar el origen. La caída del anillo metálico no produjo daños materiales ni víctimas.
“La basura espacial es un problema cada vez mayor y, aunque puede tratarse de un caso aislado, la amenaza es real. Algunos desechos espaciales son tan grandes como automóviles o incluso autobuses y, si cayeran, podrían suponer un riesgo importante para la propiedad y la vida humana. Todo el mundo debe ser consciente de ello y denunciar cualquier cosa sospechosa a las autoridades”, informó la KSA a través de su cuenta en la red social X.
En pocos días, la información ha fomentado decenas de noticias falsas al respecto. Las que menos le preocupan a la KSA son las que consideran al objeto como extraterrestre o parte de un dron de vigilancia. En cambio, han desmentidos sobre algunos rumores políticos al respecto. Medios locales han señalado como responsable de la basura a la India (ISRO) y su actual programa espacial. También han sugerido que Kenia pedirá alguna compensación al país por el accidente.
“Es importante aclarar que las investigaciones sobre el origen del objeto aún están en curso y no se ha emitido ninguna declaración oficial que vincule los restos con la ISRO. La KSA y las autoridades pertinentes están manejando el asunto para garantizar una evaluación exhaustiva y precisa», aclaró la agencia.
La NASA recogió el objeto para confirmar si procede de la Estación Espacial Internacional.
¿Quién paga cuando la basura espacial provoca daños?
La Agencia Espacial Europea (ESA) calcula que actualmente hay 130 millones de objetos clasificados como basura espacial orbitando alrededor de la Tierra. Los componentes van desde piezas pequeñas hasta fragmentos separados de satélites y cohetes. Casi la totalidad de ellos miden menos de 1 centímetro. Con cada año que pasa, los eventos con basura espacial se vuelven más comunes.
Por ahora, no hay un protocolo universal sobre quién asume la responsabilidad cuando la basura espacial de una nación cae en otro territorio. Existen documentos que establecen un precedente, como el Convenio sobre la responsabilidad internacional por daños causados por objetos espaciales que entró en vigor en 1972. Este acuerdo establece que el país de lanzamiento es responsable de pagar por los daños que cause la basura a ciudadanos o aeronaves. Sin embargo, solo 96 estados han ratificado el convenio y solo ha tenido un caso relevante en 1978, cuando un satélite ruso cayó en territorio canadiense.
Hay una falla masiva creciendo en África y está «formando un nuevo océano» más rápido de lo esperado
Por otra parte, en el este de África se encuentra una región árida conocida como Afar, considerada uno de los lugares más calientes de la Tierra. Este punto es clave porque el continente está separándose en dos, lo que dará lugar a la formación de un “nuevo océano”, un proceso que originalmente se estimaba tomaría varios millones de años. Sin embargo, nuevas evidencias indican que este fenómeno podría ocurrir mucho más rápido debido a la intensa actividad geológica de la región.
La importancia de esta zona fue destacada en publicaciones que describieron eventos ocurridos en septiembre de 2005, cuando una serie de más de 400 terremotos sacudió el desierto etíope, que provocaron la aparición de una grieta de 60 kilómetros de longitud en Afar. Este evento, alimentado por tres fuentes de magma, marcó un cambio significativo en las características físicas de la región.
Estudios iniciales señalaban que esta grieta, que eventualmente dividirá África en dos, formaría una nueva cuenca oceánica en un periodo de cinco a diez millones de años. Esto ocurre en los límites de tres placas tectónicas: la nubia (o africana), la somalí y la arábiga.
El movimiento de las placas
Según la geocientífica Cynthia Ebinger, investigadora de la Universidad de Tulane en Estados Unidos, quien ha estudiado el fenómeno desde 1980, en el futuro la placa somalí se desprenderá hacia el Océano Índico. Este proceso permitirá la entrada de agua salada, dando lugar a una nueva formación que, aunque podría denominarse coloquialmente un nuevo océano, en realidad será una extensión del Mar Rojo.
El movimiento de las placas tectónicas es crucial para este fenómeno. La placa arábiga se aleja de África a un ritmo de 2.5 centímetros por año, mientras que las otras dos placas se desplazan aproximadamente medio centímetro anualmente.
Este proceso eventualmente dividirá el continente africano en dos, creando una inmensa masa de agua salada alimentada por el Mar Rojo y el Golfo de Adén. Tanto Ebinger como el geofísico Atalay Ayele, de la Universidad de Addis Abeba en Etiopía, habían estimado que este cambio tomaría miles de años. No obstante, nuevas evidencias sugieren que podría suceder mucho más pronto.
El avance de la grieta
En 2023, un equipo de científicos, incluyendo a Ebinger y Ayele, publicó un estudio en la revista Tectonophysics. Este trabajo presentó un modelo tridimensional de las actividades geológicas en la región.
La simulación reveló la formación de costras basálticas de al menos 25 kilómetros de espesor bajo la Depresión de Afar, lo que evidencia una “zona de expansión temprana del fondo marino”. Este hallazgo sugiere que los eventos intensos en la región podrían acelerar el proceso de apertura de grietas y el ingreso de agua salada.
Los científicos estiman que falta menos de un millón de años para la formación de este nuevo océano, aunque no descartan que un gran terremoto podría reducir ese tiempo significativamente. Sin embargo, eventos como terremotos y erupciones volcánicas no pueden predecirse con exactitud.