Añil llega al Museo Textil

*Distintas plantas han coloreado de azul a numerosas culturas del mundo

*Textiles de América, África y Asia se reúnen en el Museo Textil de Oaxaca

Oaxaca, Oaxaca, Jueves 29 de Agosto, 2019 (Fuente: Agencias).- añil ai · nila · gara · tarom es la nueva exposición que se inauguró el pasado fin de semana en el Museo Textil de Oaxaca y estará disponible hasta el 19 de enero del 2020.

En palabras del curador Alejandro De Ávila explica que los espectros de azules; abanico botánico. Distintas plantas han coloreado de azul a numerosas culturas del mundo. Textiles de América, África y Asia se reúnen en el Museo Textil de Oaxaca.

«Solemos asociar el color azul con la nostalgia y la melancolía. Así lo imponen las convenciones de nuestra cultura visual como sociedades urbanas modernas, y así lo remarca también nuestro entorno sonoro: el blues (‘azules’ en inglés) es música imbuida de soledad y dolor existencial, cuyos ritmos y melodías se arraigan en la tradición de los pueblos negros del sur de los Estados Unidos», dice el texto.

En el occidente de África, en cambio, de donde provinieron buena parte de los antepasados de los bluseros del Misisipi y de los músicos costeños de Oaxaca, el azul profundo es un color vinculado con el prestigio, la elegancia y la fortuna. Prueba de ello son los mantos teñidos con índigo que lucían antaño mujeres y hombres bien vestidos de Camerún a Senegal, al igual que en China, Japón y otras partes del mundo.

Alejandro De Ávila menciona que la molécula que impregna las fibras de esas prendas, para que nuestros ojos perciban tanto azul, es la misma en Asia, Europa, África y América, pero las plantas de donde se obtiene varían de región a región. Dos arbustos emparentados con la alfalfa, bastante parecidos a ella, son la fuente del colorante en India (de donde viene el nombre “índigo”, es decir, ‘índico’) y en Mesoamérica y los Andes. En África tropical también se extrae de una planta de la familia del frijol y la alfalfa, pero no se trata allá de un arbusto achaparrado, sino de una liana que puede alcanzar veinte metros de largo.

En Japón se saca de una yerba en la familia de la trepadora ornamental nombrada acá “cualmecate”, mientras que en China se produce de un pariente del muitle y el acanto, y en Java de un arbolito en la familia del cacalosúchil. Europa, por su parte, obtenía el mismo tinte de una planta emparentada con el repollo y la mostaza, llamada glasto o yerba pastel. La lista de especies y familias botánicas que proveen índigo no termina allí.

Buscamos propiciar momentos de reflexión para las personas que recorran esta exposición. La diversidad de plantas que nos brindan una misma sustancia tintórea nos lleva a preguntarnos cuál puede ser el papel de esa molécula en la vida de los organismos verdes para que la evolución favoreciera su aparición una y otra vez en linajes distintos. Auscultar la historia natural del índigo nos conduce a interrogarnos cómo fue que culturas disímiles a lo largo del planeta aprendieron a cosechar, macerar y fermentar hojas y tallos de distintas yerbas, bejucos y arbustos para lograr un azul tan oscuro como la noche. No es una pregunta banal, pues el procesamiento de la materia prima vegetal es complejo y demanda mucho esfuerzo físico e intelectual. Tampoco puede ser casualidad que los artistas textiles de la antigüedad desentrañaran los secretos del índigo de manera independiente en tres o cuatro continentes.

Una de las aspiraciones de este museo es mostrar paralelos y convergencias significativas en las tradiciones textiles de Oaxaca con las de otras áreas de México y del mundo. La reflexión se ahonda cuando nos percatamos que el color resultante de la pudrición de una planta sedujo y encantó a gentes con trayectorias culturales radicalmente divergentes. La ubicuidad de los pantalones de mezclilla azul en nuestra vida cotidiana del siglo XXI hace eco a esa fascinación.

Es importante señalar que el Museo Textil de Oaxaca se ubica sobre la calle Miguel Hidalgo número 917, en el Centro Histórico de la capital de Oaxaca.  

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