FundacióN Harp da más de 700 MDP a reconstrucción

*Una terrible sacudida despertó a los habitantes de Oaxaca el 7 de septiembre de 2017

Oaxaca, Oaxaca, Viernes 07 de Septiembre, 2018 (Fuente: Agencias).- “Una terrible sacudida despertó a los habitantes de Oaxaca el 7 de septiembre de 2017, peor fue el susto al enterarnos de las consecuencias lamentables que dejó aquél sismo en diversas regiones del estado y en otras de Chiapas. Doce días después, pasado el mediodía, otro temblor movió la tierra mexicana y en esta ocasión dejó fuertes afectaciones en los estados de Puebla, Morelos, Estado de México y Ciudad de México. Vivimos momentos de impotencia, saber que nuestros hermanos mexicanos sufrían nos llenaba de dolor. Sabíamos que debíamos actuar lo antes posible y eso fue lo que hizo el equipo de la Fundación Alfredo Harp Helú”.

A un año del terrible terremoto que azotó el 07 de septiembre del 2017 a la entidad oaxaqueña, en específico, la región del Istmo de Oaxaca, así recordó la presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca (FAHHO), Isabel Grañén Porrúa, tal fecha, informando que la institución destinó más de 700 millones de pesos para apoyar las zonas afectadas en Oaxaca, así como en otros estados del país, por los sismos de septiembre de 2017.

Durante una conferencia de prensa ofrecida este jueves, Grañén Porrúa pormenorizó las acciones que realizó la FAHHO para apoyar a los pobladores a mitigar, agregando que “la huella de dolor que los sismos dejaron en el pueblo de Oaxaca y México”.

Del lado de su esposo, el filántropo Alfredo Harp Helú, dijo que la Fundación está comprometida con México, por lo que se actuó lo antes posible implementando un programa de acción inmediato, así como una serie de proyectos de corto y largo plazo.

“Al día siguiente del sismo del 7 de septiembre del 2017, se abrió una cuenta bancaria para que, por cada peso recaudado, la FAHH y Citibanamex otorgaron otro peso más, para lo cual se duplicaron los donativos para los estados de Chiapas y Oaxaca”, explicó.

El total de los depósitos del público y la aportación de otras instituciones fue de 241 millones 447 mil 830 pesos. Agregó que, para el abastecimiento de agua se distribuyeron alrededor 50 mil litros de agua, que beneficiaron a un promedio de 60 mil damnificados.

La presidenta dela FAHHO dijo que también se aportaron fondos para la instalación de 17 cocinas para mil 125 beneficiarios en municipios de la región Mixteca en Oaxaca.

Sostuvo que también se aportó para la rehabilitación de mercados, dotación de materias primas para artesanos y adquisición de piezas de arte popular. Asimismo, la Fundación donó 25 hornos para producir totopos.

Por otra parte, en la etapa de reconstrucción, se aportó más de 50 millones de pesos para la reconstrucción del ex convento de Santo Domingo Tehuantepec, la Casa de la Cultura, iglesia, capilla, obispado.

Expresó que la Fundación Alfredo Harp Helú también realizó reconstrucción de viviendas en el Istmo y la Mixteca, apoyando a los damnificados.

“Durante los días que siguieron a la catástrofe, la Fundación instrumentó un programa de acción inmediata, así como una serie de proyectos de corto y largo plazo que servirían para apoyar en diversos ámbitos a las comunidades gravemente afectadas”, recordó.

Dijo que, luego de la tragedia, en los primeros momentos era urgente auxiliar a los pobladores en las necesidades más básicas: reparto de despensas, ropa, material de curación y tiendas de campaña.

“Emocionaba ver a los jóvenes y a las familias trabajando día y noche para ayudar a los damnificados. Agradecemos la confianza de miles de personas e instituciones que creyeron en la Fundación para hacer llegar la ayuda a estas zonas de desastre. Entre las acciones que se emprendieron para lograr la ayuda inmediata destacan la apertura de cuentas bancarias para recaudar donativos; se implementaron circuitos para potabilizar agua, y se aportaron fondos para la instalación de cocinas comunitarias”, relató.

Otra acción prioritaria, agregó, fue la de organizar un plan para la reconstrucción: “Nuestra premisa fue conservar la arquitectura tradicional. Enviamos a varios grupos de arquitectos especializados en construcción vernácula y en restauración de monumentos a la Mixteca, a la Sierra Mixe y al Istmo. Poco a poco, se hizo un censo con programas de reconstrucción de monumentos históricos, espacios culturales públicos, y viviendas históricas”.

Dijo que los primeros meses fueron lentos, “tuvimos acercamientos con las autoridades municipales para lograr mecanismos administrativos que transparentaran el uso de los recursos; también elaboramos proyectos arquitectónicos, elegimos inmuebles de uso comunitario (como casas de cultura, archivos, bibliotecas, parques y campos deportivos) para darles prioridad y entablamos diálogos con personas y familias que estaban de acuerdo en reconstruir sus viviendas con los criterios de autosustentabilidad y recuperación de la arquitectura tradicional”.

“Sabemos que este proceso llevará varios años, pero nos sentimos satisfechos porque hemos aprendido a valorar la riqueza de la arquitectura ancestral de Oaxaca y estamos convencidos de que nuestra labor contribuye a mejorar la calidad de vida de las comunidades. Gracias a los equipos de profesionales comprometidos vamos logrando levantarnos de la gran sacudida”, asumió.

Finalmente, Isabel Grañén Porrúa expuso que “hemos aprendido que ayudar es difícil, pero no hay esfuerzo que no merezca la pena, el acercamiento a Oaxaca y el amor a México son nuestra mejor recompensa”.

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