Psicosis por las réplicas, nuevo calvario en el Istmo

*“Si no deja de temblar, no sé qué va a pasar y qué vamos a hacer, nuestra gente vive en esa zozobra… vivimos en un miedo constante. Y estamos muy, muy asustados… porque nunca en la historia habíamos tenido tantas réplicas…”

Oaxaca, Oaxaca, Martes 26 de Septiembre, 2017 (Fuente: Agencias).- En Unión Hidalgo –del distrito de Juchitán, en la región del Istmo de Oaxaca–, 14 mil familias que viven al intemperie sufren de un nuevo calvario, ya que después de sobrevivir a dos terremotos, ahora su pesadilla es padecer de una crisis de ansiedad al no poder dormir agobiados por las tormentas y la psicosis de nuevas réplicas sísmicas.

En los 41 municipios de la zona del Istmo que fueron sacudidos por el terremoto del pasado 7 de septiembre y del pasado sábado –que fueron declarados en desastre–hay 700 mil personas afectadas, 59 mil familias que perdieron sus viviendas y 50 mil familias de radican en la calle en medio de la angustia por las más 4 mil 700 réplicas de los terremotos suscitados en las últimas tres semanas

Mientras tanto, los gobiernos, estatal y federal, aceptan que han sido superados por la nueva contingencia al reportar que tiene un déficit de lonas.

El presidente municipal de la comarca, Wilson Sánchez, lanzó un llamado de auxilio al gobierno federal y estatal, porque “si no deja de temblar, no sé qué va a pasar y qué vamos a hacer, nuestra gente vive en esa zozobra… vivimos en un miedo constante. Y estamos muy, muy asustados… porque nunca en la historia habíamos tenido tantas réplicas…”.

Unión Hidalgo es un municipio activo con alta efervescencia política, incluso es bastión de los grupos de activistas anti eólicos que se oponen al arribo de la inversión extranjera en materia eólica.

Su gente está dedicada al campo, a la pesca, a las artesanías y al turismo, pero ante la onda sísmica desatada el pasado 7 de septiembre, su gente ha empezado a emigrar a dejar sus tierras a buscar un lugar seguro, donde permanecer.

Los pocos que aún se quedaron en su territorio, sobreviven en la calle. Y viven una sicosis, una crisis de ansiedad, después del terremoto del sábado que fue fatal.

Olivia Orozco, habitante en Unión Hidalgo, narró que desde el 7 de septiembre duerme solo una hora al día… su cuerpo no ha podido descansar desde aquella noche que en la tierra se movió… hoy lo único que pide es que deje de temblar para poder comenzar de nuevo y poder descansar…

En entrevista, narra su situación y cuenta cómo ya se volvió inestable vivir en la región del Istmo, en su tierra natal, ya que “a cada rato empieza a temblar y nosotros ya tenemos miedo, ya no sabemos qué hacer, tenemos pánico. Yo desgraciadamente ya estoy enferma de los nervios, apenas que empieza un sismo, empiezo a temblar también. No duermo se me hace eterna la noche…”.

Olivia, por miedo a que las paredes que quedaron de su casa se le vayan encima, ha tenido que instalarse con su familia a la orilla de la banqueta… La cocina, la sala y las recámaras comparten el mismo sitio…. Una carpa improvisada de 2 metros de largo por uno de ancho.

En tanto, Jorge López, en contraste, afirma que los istmeños empiezan a adaptarse a esta nueva vida, a esta etapa de temblores permanentes, la gente empieza a cambiar y nosotros tenemos que aprender a cambiar con esto, aunque ello sea muy difícil, pero lo intentamos.

Aceptan que su pueblo está en ruinas y ahora tendrán el problema de ponerse de acuerdo todos por encima de ideologías para comenzar a levantarse del polvo y, sobre todo, a perder miedo, aunque en cualquier momento la vibración de la tierra los regrese a donde empezaron.

Casos como los de los hidalguense Beatriz y Jorge, hay más de 50 mil en todo el Istmo de Oaxaca.

La Secretaría de Salud de del estado, reporta que al menos 49 mil personas en la zona del Istmo han sido atendidas por trastorno postraumático, mismo que es detectado por síntomas como insomnio, falta de apetito y sobresalto.

Otra historia es la de Beatriz Rivero, ella, a diferencia de Olivia y Jorge, duerme 3 horas más al día… su familia tuvo que organizar turnos para que al menos uno se mantenga despierto y, en caso de un nuevo sismo, alerte a todos y puedan refugiarse.

Ella lamenta que el temblor haya arruinado su casa y demolido su cocina, dijo que está siempre alerta de que haya más réplicas, como la del sábado en la mañana que volvió a cimbrarse la tierra.

Su casa ya está siendo derrumbada, y ahora cocina en la calle; para cubrirse del sol tuvieron que improvisar una carpa en la que cuelgan unas hamacas y donde prenden un anafre.

“Estamos improvisando ante lo que viene, con una galera con lonas que conseguimos para protegernos, ya sea de un huracán u otro terremoto”.

En contraste, aparece Luis Ángel Sarmiento (niño), habitante de Unión en Hidalgo, que, a pesar de su miedo, advierte que no está triste y afirma que es feliz, porque está vivo y tiene a su familia a su lado

“Que no estén tristes, que esté feliz, que el terremoto al final sí hay réplicas pues que sigan siendo feliz…”.

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