HPRPL, un cínico traidor oaxaqueño

Álvaro LÓPEZ AZUARA

Oaxaca, Oaxaca, Jueves 20 de Junio, 2019.- La historia de Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva está plagada de traiciones. Traicionó al gobernador José Murat, al gobernador Ulises Ruiz, a Luis Videgaray y al presidente Enrique Peña Nieto. Este taimado y cínico traidor es el mismo que acaba de comprar el gobernador oaxaqueño, Alejandro Murat.

La historia de Héctor Pablo parte de la de su papá, Héctor Ramírez Puga, el dueño de un periódico que hizo fortuna con la llegada de Heladio Ramírez López a inaugurar la Noche Negra de Oaxaca y a repartir millones de pesos entre sus amigos de los medios de comunicación de entonces, entre ellos el Extra de Oaxaca.

Ahí anduvo como nini de la época, hasta que llegó José Murat, quien lo hizo coordinador de delegados de Gobierno, diputado local y presidente de la Fundación Colosio, donde se vinculó con Ulises Ruiz Ortiz, cuando éste presidió el Comité Directivo Estatal (CDE.

Con el apoyo de José Murat, Héctor Pablo fue candidato a diputado federal por el PRI y llegó a la Cámara de Diputados de 2003 a 2006, donde conoció a Alfonso Navarrete Prida, que lo llevó a la campaña en Ciudad Netzahualcóyotl, estado de México, por la gran presencia de oaxaqueños.

En la cámara federal estaba cuando, en 2006, Ulises Ruiz Ortiz rompió con José Murat y éste le pidió su apoyo a Héctor Pablo para apoyar la lucha que sus amigos y aliados comenzaron al establecer un frente contra la política autoritaria y sectaria de Ruiz Ortiz al segregar a todos los muratistas, pero Héctor Pablo se negó rotundamente a secundar los planes de Murat con los priistas y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Fue su primera gran traición.

Gracias a su apoyo en la Cámara de Diputados en las aciagas horas del levantamiento magisterial y la APPO, al dejar el cargo Ulises Ruiz lo nombró secretario técnico del gabinete y después le dio el boleto del premio mayor al nombrarlo director de Comunicación Social, donde se sirvió con la cuchara grande, transfiriendo buena parte de su millonario presupuesto a empresas fantasmas vinculado al periódico de su familia.

El apoyo de Ulises no quedó ahí, también lo hizo diputado federal en la LXI Legislatura, de 2009 a 2012, donde tuvo la gran fortuna de coincidir con Luis Videgaray, el hombre fuerte de Enrique Peña Nieto, quien tiempo después lo llevó otra vez al estado de México a apoyar en la campaña presidencial.

En sus dos momentos de las diputaciones federales, Héctor Pablo mostró  los dientes: primero con José Murat, cuando quería ser candidato y el gobernador se resistía, entonces por primera vez amenazó con renunciar al PRI, pero lo calmó Ulises Ruiz Ortiz, presidente oaxaqueño de ese partido.

La segunda vez ocurrió en el cierre del gobierno de Ruiz Ortiz, cuando éste se decantó por Eviel Pérez Magaña como candidato priista para gobernador de Oaxaca; en esa ocasión, Héctor Pablo también amenazó con renunciar a su militancia priista, pero el gobernador le recordó que aún estaban pendientes las auditorías de su gestión en Comunicación Social y eso le bajó los humos.

La tercera ocasión ocurrió en 2012, porque él quería presidir el CDE del PRI, previendo que el presidente priista tendría mano para ser candidato a senador de la república, pero Ulises Ruiz nuevamente dio su apoyo a Eviel Pérez Magaña, quien efectivamente fue el candidato a senador priista y perdió, pero llegó al Senado por representar a la primera minoría estatal.

Esa vez, Héctor Pablo también amenazó con renunciar a su militancia priista, pero lo volvieron a calmar con el tema de la auditoría a su gestión como comunicador social del gobierno ulicista.

Con el triunfo de Enrique Peña Nieto en la Presidencia de México, de la mano de Luis Videgaray, Héctor Pablo fue nombrado director general de Liconsa, donde amasó una considerable fortuna con la compra y distribución de la leche, a grado tal que llegó a soñar con ser candidato priista a gobernador de Oaxaca, que hasta abandonó a su esposa, para arrullarse en las caderas de Mariana Seoane, asimilando el ejemplo de Peña con la Gaviota y el Güero DelAsco con Anahí, en Chiapas.

De la mano de Ulises Ruiz caminaba hacia el encontronazo con Alejandro Murat, emparejado con la precandidatura del entonces senador Eviel Pérez Magaña, pero de pronto los dejó colgados de la brocha porque, en enero de 2016, se sentó a tomar un café y a fumar la pipa de la paz con el continuador del cacicazgo Murat en Oaxaca, en la presencia de Alejandro Avilés como correa de trasmisión. Fue la cuarta traición, ahora a sus examigos Ulises y Eviel.

Así siguieron hasta que se vino la elección presidencial y la senaduría oaxaqueña, la que según él se había negociado en aquel enero de la traición a las filas ulicistas, pero el ahora gobernador Alejandro Murat se negó a reconocer y metió en la candidatura a Raúl Bolaños Cacho Júnior.

Enrojecido de coraje, Héctor Pablo fue a ver Videgaray y luego a Peña, y ambos le respondieron que las senadurías se negociaban en los estados y que le hiciera como quisiera, incluso renunciar al PRI, como amenazaba. Entonces cumplió y se fue la coalición Por México al Frente, del PRD-PAN-PMC.

Fue su quinta traición. Ahí también traicionó a Peña Nieto y a Videgaray, porque hay constancias que en la propuesta de campaña que presentó al presidente del CEN del PAN, Marko Cortés, su estrategia fue golpear al PRI, pero no tocar a Morena, como ciertamente lo hizo.

Este es el sujeto cuyos servicios acaba de comprar el gobernador Alejandro Murat y que la semana pasada se reafilió al PRI, y cuya lealtad partidista, por lo que se ve, terminará en las próximas elecciones.

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