«ILUMINAME, Jardín Etnobotánico», en el IAGO

*El proyecto fue realizado por Amigos del IAGO y del CFMAB A.C. y La Maquinucha Ediciones en colaboración con el Jardín Etnobotánico de Oaxaca

Oaxaca, Oaxaca, Viernes 11 de Enero, 2019 (Fuente: Agencias).- «ILUMINAME, Jardín Etnobotánico» es el nombre del proyecto que se presentará hoy viernes 11 de enero en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) de Macedonio Alcalá a las 6 de la tarde. Presentan: Alejandro de Ávila, Inari Reséndiz y Daniel Enrique Ortiz.

El proyecto fue realizado por Amigos del IAGO y del CFMAB A.C. y La Maquinucha Ediciones en colaboración con el Jardín Etnobotánico de Oaxaca, como parte de las actividades de «Supervivencias», proyecto beneficiado por el Programa de Apoyo a la Docencia Investigación y Difusión de las Artes (PADID) 2017, que busca crear materiales educativos y didácticos.

En palabras de Alejandro de Ávila B. dice que el correcaminos y la flor del maíz El cocoztle es un pájaro como del tamaño de un pollo, que tiene un copete de plumas sobre la cabeza. Sus patas son fuertes, su pico es grande y su cola es larga. Vive en lugares secos donde hace calor.

Vuela poco, pero corre muy rápido. Come de todo: con el pico puede atrapar chapulines, tarántulas, lagartijas, víboras y ratones, pero también come semillas, tunas y otras frutas del campo. Si no lo has visto en vivo, tal vez lo conozcas por las caricaturas, donde le gusta engañar al coyote que lo persigue, pero nunca lo alcanza.

Como se mueve tan rápido sobre la tierra, la gente lo llama “correcaminos”. Su nombre cocoztle nos dice que sus patas son más gruesas que las de otros pájaros, como las pantorrillas de las personas que corren mucho.

En Oaxaca crece una planta que se llama “maíz de cocoztle” o “milpa de cocoztle”. Los campesinos la llaman así porque dicen que hace muchos años había dos hombres que trabajaban la tierra.

Uno de ellos tenía todo y era muy presumido. El otro no tenía nada, pero sus amigos lo ayudaban. Sus amigos eran los animales.

El hombre presumido sembró buenas semillas de maíz, frijol y calabaza. El hombre pobre no tenía semillas para sembrar, así que sus amigos fueron a escarbar de noche y le trajeron las semillas que había sembrado el presumido.

El hombre pobre las sembró y cuidó las plantas que nacieron. Tres meses después, cosechó bonitos elotes, ejotes y calabacitas. Su familia comió bien y estaba contenta.

Al presumido los animales le sembraron en su terreno semillas de maíz silvestre, frijol montés y calabaza amarga. La cosecha no sirvió para nada, porque esas semillas son pequeñas y tan duras que no se pueden comer. El suegro del presumido se enojó mucho y le jaló los pelos, convirtiéndolo en correcaminos.

Por eso el cocoztle tiene ese copete. Por eso el maíz silvestre se llama “milpa de cocoztle”. El maíz de cocoztle nace solo en el campo. No necesita que alguien lo cuide. En cambio, el maíz que comemos necesita muchos cuidados.

Hay que abonarlo, hay que desyerbarlo y hay que regarlo si no llueve. El maíz necesita a la gente para vivir. La gente necesita al maíz para vivir. El maíz se muere sin la gente que lo cuide. La gente se muere sin el maíz para comer.

De todas las plantas que cultivamos, el maíz es la que más nos necesita a nosotros y es la que nosotros más necesitamos. Muchos campesinos quieren tanto al maíz que le hacen fiesta. Adornan los primeros elotes con un collar de flores. No de cualquier flor, sino de flores de cacalosúchil.

Así como hay maíz blanco, amarillo, rojo, pinto y morado, así también hay cacalosúchil blanco, amarillo, rosa, rojo y matizado. Todas huelen bien. Esas flores sirven para hacer los collares para adornar al maíz. Por eso son las flores del maíz. Cacalosúchil quiere decir “flor del cuervo”.

Los cuervos o cacalotes son unos pájaros negros que gritan “cao, cao, cao”. Su nombre suena como su grito. A los cacalotes les gusta mucho comer maíz. Son tan listos que saben cómo abrir las hojas que cubren al elote para comerse las semillas.

Hay un cuento que dice que hace mucho tiempo la gente no tenía maíz. Esas personas pasaban mucha hambre y sufrimiento porque no tenían esa semilla para sembrarla y comerla. Los cuervos sabían dónde había maíz. Volaron lejos, hasta donde sabían que estaba guardado. Con sus picos gruesos y fuertes pudieron romper la roca donde estaba escondido.

Fueron los cuervos los que le trajeron el maíz a la gente. Por eso los cuervos siguen comiendo maíz. Las plantas de Oaxaca nos cuentan muchos cuentos. Cuando ilumines los dibujos que hizo Daniel para este cuaderno, pregúntale a tus papás o a tus abuelos si ellos conocen otros cuentos de las plantas. Y acuérdate del hombre que se volvió correcaminos por presumido.

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