El “destajo”, minita de oro de empresa fantasma

*Acusan que una factoría de la que no se sabe su ubicación exacta, cobró 800 MDP del FONDEN, sin que quiera pagar a otras empresas que subcontrató

Oaxaca, Oaxaca, Viernes 21 de Septiembre, 2018 (Fuente: Agencias).- Constructores defraudados de Juchitán están denunciando que existe una empresa que fue la que cobró casi la totalidad de los 800 millones de pesos del Apoyo Parcial Inmediato (API) del Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN) para la demolición y recolección de escombros por el sismo del año pasado.

Sin embargo, señalan que la dirección física (en la ciudad de Juchitán) no corresponde con el giro de la empresa. En el lugar que indica el domicilio social (registrado en el RFC) se encuentra una tienda de ropa y telas denominada «San Carlos».

Las acusaciones también indican que los propietarios de “San Carlos” es la familia Manríquez, de la que «casualmente» dos de sus miembros (hermanos) frecuentan dos oficinas: una ubicada en la calle Leibnitz, en la colonia Polanco de la Ciudad de México, y otra en la colonia Reforma, de la ciudad de Oaxaca: «Ambas son oficinas alternativas en las que despacha Fabián Herrera Villagómez, titular de SINFRA (Secretaría de las Infraestructuras y el Ordenamiento Territorial Sustentable)», dice el informe de las acusaciones.

A un año y, pese a que la empresa Desarrollos y Construcciones Transmexicana S. A. de C. V. cobró casi el total de esos 800 millones de pesos del API del FONDEN, constructores de Juchitán acusan que no se les ha pagado sus servicios de demolición y recolección de escombros.

Es importante señalar que en el ámbito de la construcción se estilan muchas formas de fraude. Una de ellas, muy conocida, es la de subcontratar a muchas empresas que hagan el trabajo por pequeñas utilidades mientras que la empresa contratista principal cobra la mayor parte del dinero y genera mayores utilidades sin hacer nada, sólo por cobrar el dinero y subcontratar. A esta práctica de le llama «destajo» y es muy común. Muchos contratistas le entran al trabajo a falta de éste, aunque generen utilidades mínimas y corran los mayores riesgos.

No hay datos precisos de cuáles fueron los formatos en que se contrataron y subcontrataron los trabajos de demolición y recolección de escombros, qué les prometieron o bajo qué engaños convencieron a los constructores juchitecos.

De lo que sí hay certeza, es que de los 800 millones que esta empresa cobró, según las acusaciones de los constructores, no se les ha pagado ni un peso.

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