Con Víctor de la Cruz se fue el intelectual incómodo de Oaxaca

Oaxaca, Oaxaca, Lunes 25 de Enero, 2016 (Fuente: Cuauhtémoc Blas / revistaenmarcha.com.mx).- Doctor en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, antes licenciado en derecho, el juchiteco Víctor de la Cruz Pérez murió en la Ciudad de Oaxaca el 22 de septiembre de 2015. Perdió el estado y el Istmo de Tehuantepec a su único hombre en la Academia Mexicana de la Lengua, alto galardón que obtuvo el intelectual zapoteca hace apenas tres años.

Víctor afrontó desde estas páginas de En Marcha a dos poderes. A la jerarquía de la Iglesia católica con el tema de “Los Mártires de Cajonos”; y a la organización con que estuvo ligado en sus inicios, la COCEI. Con esto fue el único intelectual o artista que se deslindó de” la mafia siciliana” (como la llamó) que ayudara a crear.

Víctor de la Cruz llegó a la redacción de En Marcha prácticamente echando lumbre, muy contrariado me entregó su material, “no lo quieren publicar, a ver si tú tampoco lo publicas.” Era junio de 2001, el investigador y escritor tituló su ensayo ‘Mártires de Cajonos’. Dos mártires católicos por quince idólatras asesinados”.

El poder terrenal de la Iglesia —el que tienen las religiones, que son producto de representaciones colectivas aunque sean experiencias místicas individuales, como escribió Víctor en uno de sus libros— lo alcanzó con su oscurantismo perpetuo, cercando su libertad. A él que fue estudioso especialista en la religión de los Binnigula´sa, y para ello tuvo que abrevar de la historia de las religiones, mitos y tótems del mundo.

Cajonos, mártires o delatores

“Fiscales de Caxonos canonizados. Mártires o delatores”, fue el título de la portada, a propósito de su trabajo, del número 28 de nuestra revista (julio de 2001, pp. 18-20). Uno de los dos inéditos históricos que le publicamos, en seguida hablaremos del otro. Cuestiona ahí Víctor el papel histórico de esos personajes en la dura época de la Colonia, personajes que vistos fuera del dogma religioso serían delatores.

O cómo lo explica de la Cruz con base en sus singulares trabajos de investigación donde a la religión católica contrapone la religión indígena, la religión de los Binnigula´sa:

“Pero como la colonización no ha terminado, actualmente los jerarcas de la Iglesia católica lograron la canonización de sus dos mártires, o delatores para los leales a la religión indígena; sin mencionar el descuartizamiento de los 15 indios zapotecos, así como la colocación de sus cabezas en la plaza y los caminos de San Francisco Caxonos. No obstante la labor propagandística de la Iglesia católica a favor de sus dos ‘fiscales’ martirizados, los leales a la memoria de los benne xon tampoco olvidan a sus quince mártires”. (En Marcha, ibid.)

Los fiscales habilitados por la Iglesia para denunciar a los indígenas que aún practicaran su religión prehispánica, al cumplir esa encomienda fueron ajusticiados por traicionar a los suyos; lo que desató la represión de la Iglesia que envió un batallón adscrito en Villa Alta y detuvo a los acusados, para después de un juicio católico, 15 indígenas bajo el cargo de idolatría fueron condenados a muerte en 1702.

Al salir a la luz el trabajo de Víctor, nos sorprendió la reacción del clero de Oaxaca, entonces al mando del arzobispo de hierro Héctor González Martínez, quien hizo publicar en un diario local, en su nota de ocho columnas, una reprobación del artículo crítico con fundamentos históricos. La respuesta del jerarca católico fue en el marco de la lectura al decreto sobre la santificación de los Mártires emitida por Juan Pablo II, que dictaminaba que los fiscales mártires de Cajonos fueran venerados como santos:

Si alguno tiene duda tendrá que pensarlo en su interior dos veces antes de divulgarla porque está ya de por medio la autoridad del Santo Padre y todos los estudiosos teológicos y la experiencia de quienes colaboraron a su lado para lograr el deseo que desde hace años se estaba elaborado y que esta noche se hizo realidad. (El Imparcial, 11 de agosto de 2001)

Era compromiso vital de Víctor de la Cruz: ante la historia que escriben los vencedores, escribir la visión de los colonizados y vencidos.

Único intelectual que se deslindó de la COCEI

La otra entrega notable de Víctor de la Cruz a En Marcha fue su deslinde y ruidoso rompimiento con la COCEI. Si bien vivía ya en Oaxaca en plenas tareas académicas y de investigación, consideró realizar este deslinde de la organización política que un día él, Francisco Toledo, Macario Matus, entre los más conocidos creadores juchitecos creyeron sería la redención del pueblo.

El artículo se tituló “Principio y fin de la COCEI. Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo”. Desde 1989 —escribió—la COCEI ya estaba muerta, “pero, como las aves de rapiña, para seguir viviendo de él, necesitaban el cadáver embalsamado de quien en vida había llevado ese nombre.” Ese cadáver fue quien recibió a Carlos Salinas de Gortari el 20 de marzo de 1990 con Héctor Sánchez de Presidente municipal, anotó.

Desde entonces a las familias de la COCEI, escribió, le “llovieron diputaciones y senadurías mediante el chantaje a la dirigencia nacional del partido nacional (PRD) a quien vendieron el cadáver embalsamado. Atrás quedaron los ideales de quienes ofrendaron sus vidas y su libertad por una sociedad mejor.” (Revista En Marcha núm. 31, octubre de 2001, pp.14-15).

También decepcionado de la COCEI, pero en silencio, el pintor Francisco Toledo salió para siempre de Juchitán llevándose todas sus canicas de la Casa de la Cultura juchiteca que dejó al garete, cual si ésta y el pueblo zapoteca fueran culpables de que la COCEI hubiera jugado con su buena fe.

Ni Toledo, ni Poniatowska, ni Monsiváis, ni Fernando Benítez…ninguno de este grupo de izquierda que avivó a la supuesta revolucionaria COCEI se deslindó del grupo político istmeño, mucho menos ofrecieron alguna disculpa por tan grave equivocación. Los dos últimos grandes escritores ya no podrán, se han marchado.

Para la historia…

Dos grandes temas, material para la historia de Oaxaca. Legado del intelectual que con su agudeza aquilató la importancia del periodismo, de esa literatura fugaz que demuestra en este caso no serlo tanto.

Deja de la Cruz, considerable obra escrita. Obra que queda a prueba del tiempo y la natural necesaria crítica, pero testimonio de su paso creativo por estas tierras feraces.

Académico, investigador, escritor, poeta, antólogo, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, publicó decenas de libros y artículos. Fue director de la Casa de la Cultura de Juchitán y de la revista cultural Guchachi Reza (Iguana Rajada) financiada por Chico Toledo. Más prolífico finalmente en la historia de la religión de los Binnigula´sa (zapotecas prehispánicos) dejó testimonio de los mitos, creencias y prácticas religiosas fundacionales zapotecas que conformaron esa cosmovisión, herencia a los Binniza, zapotecas de hoy… o lo que queda de la gran etnia.

Buen legado de quien confesó que de niño pocos creyeron que alcanzaría el sexto grado de educación primaria……

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