Cuatro años de cárcel a científico oaxaqueño que espió para Rusia

*EE UU sentencia al científico mexicano Héctor Alejandro Cabrera Fuentes a cuatro años de cárcel por espionaje

*El intrincado caso del biólogo, que confesó haber trabajado para los servicios de inteligencia de Rusia, llega a su final en una corte de Florida

Oaxaca, Oaxaca, Miércoles 22 de Junio, 2022 (Fuente: El País/AFP/El Financiero).- La novela de espías de un pequeño pueblo de Oaxaca ha llegado a su capítulo final en una corte de Florida. El científico mexicano Héctor Alejandro Cabrera Fuentes ha sido condenado a cuatro años y un día de cárcel por espionaje en una audiencia celebrada este martes. Cabrera Fuentes ya había confesado que fue presionado para colaborar con los servicios de inteligencia de Rusia y tuvo acceso a una pena reducida después de alcanzar un acuerdo con la Fiscalía.

El científico oaxaqueño de 37 años ha aparecido en un tribunal federal de Miami acompañado únicamente por sus abogados y vestido con el uniforme caqui de la cárcel. Este periódico constató que Cabrera Fuentes, un bioquímico de renombre internacional, quiso encarar la última audiencia de su proceso judicial solo, sin la presencia de su familia. El investigador ha esperado en silencio a conocer su destino: optó por guardar un perfil bajo, limitó sus declaraciones ante la corte y no ha ofrecido ninguna entrevista durante los dos años que ha permanecido en la cárcel.

“Estoy sumamente arrepentido de mis equivocaciones”, ha declarado el acusado poco antes de conocer la sentencia. “Todos cometemos errores en la vida y este es el más grande de la mía”, ha afirmado con tono serio y resignado Cabrera Fuentes, que se ha disculpado con el Gobierno de Estados Unidos y ha pedido misericordia al juez Donald Middlebrooks, en un último intento por aspirar a ser absuelto. “Esta trágica experiencia me enseñó que la libertad y la familia son lo más importante que uno tiene”, ha agregado el científico tras ingresar a la sala esposado y con un cubrebocas blanco, que bajó brevemente para hacer su declaración. El académico se mostró impávido aunque dejó a entrever cierto nerviosismo, siempre atento a las explicaciones de sus abogados y con la mirada expectante a la decisión del tribunal. El acuerdo que firmó le impide apelar la sentencia y contempla un periodo de tres años de libertad supervisada tras cumplir la condena. Sus abogados solicitaron, además, que estuviera en una cárcel del sur de Florida para poder estar lo más cerca posible de sus familiares. La pena ya considera el tiempo que ya ha pasado en prisión.

El caso ha causado conmoción en México, un país que vio cómo uno de sus científicos más prometedores fue acusado súbitamente de actuar como “un agente de un Gobierno extranjero” en territorio estadounidense. En el fondo, es también la historia de un hombre al que le cambió la vida de un momento a otro. Cabrera Fuentes fue detenido en el aeropuerto de Miami en febrero de 2020, después de ser vigilado durante días por elementos de contrainteligencia. En un interrogatorio, el científico admitió que había seguido a un agente del FBI y fotografiado la matrícula de su coche a pedido de un funcionario del Gobierno de Vladímir Putin. La imagen fue tomada por su esposa, enviada por WhatsApp y hallada en la carpeta de archivos eliminados recientemente de su teléfono.

Esa fue la última misión que un funcionario ruso encomendó a Cabrera Fuentes, pero no fue la primera. El científico empezó a colaborar y a mantener comunicación constante con el aparato de inteligencia del Kremlin desde marzo de 2019, casi un año antes de su arresto. Las pesquisas expusieron a detalle las tácticas de las que echan mano las agencias rusas para recabar información estratégica y reclutar a nuevas fuentes. Es un proceso de convencimiento que toma tiempo y que acaba dejando a los reclutas sin más opciones que seguir adelante con el plan.

Las investigaciones también destaparon los motivos por los que el científico arriesgó su prolífica carrera. Cabrera Fuentes reconoció que tenía una doble vida: tenía una familia en México y, al mismo tiempo, separado por miles de kilómetros, otro matrimonio en secreto y dos hijas con una mujer rusa que radicaba en Alemania. La segunda mujer del científico tuvo que volver a Rusia para resolver un trámite administrativo, pero las autoridades no le permitieron volver a salir del país.

En mayo de 2019, Cabrera Fuentes viajó a Moscú para ver cómo podía conseguir que su familia pudiera volver a suelo alemán y ahí se reunió por primera vez con su contacto con el Gobierno de Putin. “Nos podemos ayudar mutuamente”, le dijo el hombre, cuya identidad no se ha revelado. El trato era sencillo: el científico mexicano hacía lo que le pedían a cambio de que el misterioso funcionario destrabara el embrollo burocrático en el que estaba envuelto su familia. A partir de ahí, no hubo marcha atrás.

En El Espinal, el pueblo natal de Cabrera Fuentes en Oaxaca, la gente que lo conocía estaba convencida de que todo era una gran patraña. Héctor Alejandro Cabrera Fuentes es poco menos que un héroe para sus paisanos en Oaxaca, el segundo Estado más pobre de México. Nacido en una familia humilde, recibió una beca para estudiar en Rusia, donde enfrentó todo tipo de adversidades económicas y discriminación hasta recibir el premio a la mejor tesis de maestría. Después, doctorado con honores por la Universidad de Giessen en Alemania. Carrera meteórica en la facultad médica más prestigiosa de Singapur. Conferencista de la Sociedad Europea de Cardiología. Benefactor, generoso, humilde, políglota, líder, sensible a los problemas de su comunidad.

Familiares, amigos y conocidos se deshacían y aún se deshacen en elogios cuando hablan de él: Héctor, el que desarrolló un prototipo de casas antisismos cuando un terremoto magnitud ocho sacudió su tierra, el que pagaba de su bolsillo para que los niños de su pueblo pudieran tener experiencias y viajes de estudios en el extranjero, el que creó una fundación para impulsar la ciencia entre los más humildes, el que fue calificado como un “trabajador sobresaliente” por sus propios custodios en la cárcel. Tras su detención, corrieron todo tipo de rumores y teorías de conspiración para tratar de entender lo que estaba pasando: ¿Le tendieron una trampa? ¿Descubrió algo que incomodó al Gobierno de Estados Unidos? “No me cabe en la cabeza que Hectorcito sea un espía”, decía un tío suyo a este periódico hace dos años.

“Esta sentencia nos parece justa porque toma en cuenta sus contribuciones como científico y para su gente en México”, ha dicho Ronald Gainor, el abogado defensor. Gainor explicó que la sentencia exacta es de cuatro años y un día. Ese día adicional fue a pedido de los propios representantes de Cabrera Fuentes para poder aspirar a una nueva reducción de la sentencia. Los abogados esperan que si se considera el buen comportamiento, el científico pueda ser liberado en un año y volver a México. “Ha sido un preso modelo, esperamos que se pueda reducir aún más la sentencia y que pueda volver cuanto antes”, ha dicho un funcionario del Consulado de México en Miami al término de una audiencia que fue breve y que contó con poca presencia de la prensa.

En Oaxaca es una leyenda. En Miami es un espía. Ese choque de realidades, como si hubiera sido sacado de un libro de la Guerra Fría, se decantó en un caso retrasado por la pandemia, atravesado por la invasión rusa de Ucrania y marcado por declaraciones de altos mandos del Pentágono que señalaban a México como el mayor centro de operaciones del espionaje ruso en el extranjero. Como trama paralela, la historia de las dos familias le valió ser crucificado y ridiculizado por los sectores más amarillistas de la prensa. Todo lo bueno y todo lo malo que hizo fue puesto bajo el escrutinio público.

“Siempre hemos estado y seguiremos sintiéndonos orgullosos”, escribió Héctor Cabrera, su padre, en una carta mandada a la corte la semana pasada. “Más allá de ser un profesionista, Héctor es un ser humano que la sociedad y la ciencia necesitan, dispuesto a ayudar a aquellos que lo necesitan”, señaló su hermana, Nancy Cabrera, en otra carta. “Le pido a Dios que sigas volando y persiguiendo lo que amas, que sigas aportando tus conocimientos a la humanidad”, comentó su madre, Lucila Fuentes. A pregunta expresa, su entorno familiar ha decidido no hacer más comentarios y reafirmar el apoyo incondicional que ya habían dejado asentado en una serie de escritos enviados al juez la semana pasada.

Alejado del frenesí mediático, en la corte federal del distrito sur de Florida se sentó un hombre atrapado por las circunstancias. La sentencia del juez Middlebrooks cae dentro de lo que se anticipaba y lo que ya había adelantado este periódico como parte de la negociación entre las partes a cambio de la confesión de culpabilidad. La condena marca el final de un proceso y el inicio de otro, una última batalla para Cabrera Fuentes y su entorno: tratar de recuperar su vida como un científico de renombre mundial y volver a ver a los suyos. Le quedarán un par de años más en prisión y una deportación a México de mutuo acuerdo para poder hacerlo o, al menos, intentarlo.

El arresto

El 13 de febrero de 2020, el científico viajó a Miami desde México para cumplir con el encargo del agente ruso.

Y al día siguiente, se dirigió en un coche de alquiler a la residencia de la fuente del gobierno estadounidense, junto con su esposa mexicana.

Ahí llamó la atención de un guardia de seguridad porque entró al edificio pegándose a otro vehículo antes de que el portón de entrada se cerrara.

Mientras el guardia hablaba con Cabrera Fuentes, su esposa bajó del coche, se acercó al vehículo del objetivo de Rusia y le sacó una foto a la matrícula.

La noche del 16 de febrero, cuando el acusado se disponía a abandonar Estados Unidos en el aeropuerto de Miami, las autoridades aduaneras registraron su teléfono y hallaron en él la fotografía de la matrícula. La policía lo detuvo entonces.

Un científico querido

Cabrera Fuentes nació en 1985 en El Espinal, un municipio de 10.000 habitantes del estado de Oaxaca, en el suroeste de México.

En un memorándum enviado al juez, que incluye una decena de cartas de familiares y científicos que trabajaron con él, se describe al científico como un “bioquímico e investigador cardiovascular de renombre mundial” y se destaca “su labor caritativa para apoyar a la gente de su Oaxaca natal”.

En su ciudad natal, Cabrera Fuentes trabajó con las autoridades locales y federales en la construcción de un centro de investigación para el sur de México, que abarca 35 hectáreas de tierras.

También creó una fundación llamada “Por Oaxaca más Investigadores”, para encontrar y ayudar a jóvenes talentos científicos a través de becas y colaboraciones de investigación.

El centro de investigación de El Espinal, aún en desarrollo, “es un legado por el que siempre luchó y que se hará realidad (…) a pesar de la situación legal” del científico, aseguró a AFP su primo Rusbelt, director de “Por Oaxaca más investigadores”.

En Miami, el espía improvisado mostró su deseo de retomar su trabajo al salir de prisión. “Todo el mundo comete errores en la vida y éste es mi gran error”, declaró.

Héctor Cabrera, el científico mexicano acusado de

espiar a Putin que trabajó en proyecto de AMLO

Héctor Alejandro Cabrera Fuentes, científico mexicano reconocido internacionalmente, fue condenado este martes 21 de junio por una corte federal de Florida a cuatro años de prisión por espiar para el gobierno de Rusia.

Cabrera Fuentes se declaró culpable en febrero de este año de espiar para el gobierno de Rusia a un informante del FBI de Estados Unidos. Fue detenido dos años antes, en 2020, y desde entonces se encuentra recluido en el Centro Federal de Detención en Miami.

Te contamos más sobre Cabrera Fuentes:

*Es un ingeniero de 36 años con residencia en Singapur

*Al parecer tenía una doble vida: esposa e hijos en Rusia y en Estados Unidos

*El alcalde de donde nació el mexicano declaró que el académico ha ayudado a establecer proyectos científicos en su ciudad de El Espinal y ha sido considerado un candidato para un Premio Nobel de Medicina

*Cabrera era conocido por su trabajo en tratamientos cardíacos y buscaba producir en su estado natal una pomada que ayudara a curar heridas y diabetes

*El ingeniero oaxaqueño fue a Rusia para estudiar sus posgrados

*Recabó apoyo entre la comunidad científica para ayudar a reconstruir casas en el lugar después del terremoto de magnitud 8.1 el 7 de septiembre de 2017

*El mexicano tenía contacto con funcionarios de Moscú y manejaba múltiples fuentes de inteligencia

*Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, un funcionario del Gobierno ruso reclutó a Cabrera en 2019. Luego le ordenó que alquilara una propiedad específica en el condado de Miami-Dade, en Florida, pero no a su nombre

*Cabrera viajó dos veces a Moscú para reunirse con el funcionario y durante la segunda reunión recibió una descripción física del vehículo de una fuente del Gobierno de Estados Unidos

*Su detención por parte del FBI se dio luego de que se interceptó el celular de su esposa en Estados Unidos

*El mexicano fue detenido en febrero de 2020 cuando trataba de viajar a Ciudad de México desde el aeropuerto de Miami

*En 2020 Cabrera tenía programado asistir a reuniones en México sobre una serie de centros de investigación que él estaba ayudando a establecer en El Espinal como parte de un gran proyecto de desarrollo con el Gobierno, que busca mejorar los enlaces ferroviarios entre el Pacífico y el Golfo de México a través del istmo de Tehuantepec, en el sur de México

*El proyecto de 430 millones de dólares es una de las prioridades de infraestructura del presidente Andrés Manuel López Obrador

*Cabrera fue uno de los principales promotores del papel de El Espinal en el plan, ayudando a reclutar universidades y agencias gubernamentales mexicanas para establecer allí centros de investigación sobre medicina, sismología, logística y otros temas

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