¡Es la guerra!

Oaxaca, Oaxaca, Lunes 06 de Diciembre, 2021.- A nivel mundial el consumismo capitalista nos vende diciembre como la mejor época del año para dar, para regalar, para el amor y la paz. Mientras eso sucede, en Oaxaca, en México, la única paz que se conoce es la paz de los sepulcros, para las personas desaparecidas, ni eso.

Se ha insistido, una y otra vez, del riesgo que corre la población en general por el hecho de que desde las más altas esferas del poder no se reconozca la existencia de una verdadera guerra de exterminio contra los pobres, contra las y los defensores de Derechos Humanos y periodistas.

Sin duda, el discurso del actual ocupante de Palacio Nacional opaca cualquier atisbo de realidad y se erige como cómplice y responsable de las atrocidades cometidas por el crimen organizado a lo largo y ancho del territorio nacional donde las ejecuciones extrajudiciales aumentan día a día.

Sus defensores y seguidores no pueden argumentar que es muy poco tiempo a cargo de la administración, ni echarle la culpa a los gobiernos del pasado cuando López Obrador ha cubierto con el negro manto de la impunidad a sus predecesores, a los más altos mandos policíacos y militares.

Treinta millones de personas lo llevaron al cargo, millones de personas son sus seguidores pero somos incapaces de realizar una multitudinaria manifestación popular que pare el genocidio y la guerra contra el pueblo, ese mismo pueblo. Digo esto en nombre del amor y la paz.

Y hay que decirlo así, con amor y humildad porque ser víctima de esa violencia genocida y ser conscientes del diario acontecer en nuestro estado, nuestro país y en el mundo nos puede convertir en nuevas víctimas del odio y la sinrazón de quienes defienden el poder y el dinero.

El crimen organizado tiene patente de corzo de los más altos mandos políticos, policíacos y militares porque aunque se conoce el origen de los delincuentes y se les debería combatir desde las primeras manifestaciones, se les brinda impunidad y se les provee hasta de cargos políticos.

Corrupción e impunidad observamos en los viejos y en los nuevos cargos políticos pues el partido que se denomina de Regeneración Nacional, solamente se ha dedicado a reciclar a personajes indeseables de todos los partidos políticos y tener como asesores a los millonarios del ámbito empresarial.

No veo un partido nuevo ni moderno, no veo movimiento social ni políticos capaces de generar los cambios de fondo que nuestro país necesita. Hay un discurso que aparenta cambiar las cosas pero que en realidad solamente pretende cambiar la percepción de las cosas.

Somos un país que se encuentra muy lejos de alcanzar el desarrollo integral de los pobres y los indígenas. Los beneficios sociales que se dice hemos alcanzado tienen un enorme contraste frente a los beneficios de las fuerzas armadas o instituciones donde políticos y empresarios ganan millones.

Como un país en guerra tenemos enormes rezagos que se ha prometido superaríamos desde hace décadas, porque solamente un país en guerra tiene estas altas cifras de muertos y desaparecidos, presos, pobres y personas analfabetas reales, no solo digitales que somos también millones.

La cultura de la corrupción, del compadrazgo, la compra de favores, la enorme burocracia e incluso tener que pagar para trabajar en un país con altos índices de trata de personas, feminicidios y el sicariato como método de eliminación de los enemigos políticos no es ajena a un país en guerra.

¡Alto a la guerra en México, ya!

Desde de un rincón del exilio,

Juan Sosa Maldonado

Defensor de Derechos Humanos

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