Educar en tiempos de pandemia en escuelas rurales

Laura ORTIZ
Oaxaca, Oaxaca, Jueves 15 de Abril, 2021.- Desde el inicio de la pandemia, el programa de la SEP “Aprende en casa I” fue el recurso más rápido con el que se dio continuidad a las clases para el término del ciclo escolar, pero pareciera que la percepción que se tiene de las contextos sociales del país es homogénea, sin embargo, la realidad que se vive en las zonas rurales dista mucho de las condiciones socioeconómicas y de comunicación de las zonas urbanas, ya que no se tiene acceso a señales claras de televisión, señales de celular y que decir de internet.
Según el Instituto de Estadística de la UNESCO, en América Latina cerca de 826 millones de estudiantes no tienen una computadora en casa, 706 millones carecen de internet y 56 millones viven en zonas donde no hay señal telefónica.
Está claro que ningún actor educativo estaba preparado para enfrentar una contingencia de esta magnitud, no obstante, esta situación deja en evidencia las carencias y deficiencias de nuestro sistema educativo y el abandono en que han permanecido las zonas rurales de nuestro país.
En México, los estados del sureste en pleno siglo XXI tienen zonas rurales que se encuentran incomunicadas, y en medio de este panorama, los docentes que laboramos en estas zonas debemos buscar los mecanismos o estrategias para atender a nuestros alumnos y enfrentar factores de riesgos debido a la necesidad urgente de adaptación y atención.
Debido a las condiciones de una población tan desigual en el acceso a los medios electrónicos, no es posible implementar metodologías online que faciliten la comunicación con los estudiantes o padres de familia.
Por lo que en algunas zonas y escuelas se ha optado por asistir en periodos intermitentes para que por lo menos, los estudiantes cuenten con hojas de instrucciones para elaborar sus trabajos y se les brinden breves explicaciones a los padres de familia para que los apoyen en casa, de manera que podamos atender sus necesidades educativas.
Sin embargo, las alternativas de atención a los alumnos resultan ser experimentos educativos que abonan a la formación autodidacta y que evidenciarán el grado de apropiación de los conocimientos real cuando se reanuden las clases presenciales.
Se habla mucho de los problemas económicos, del personal de salud y del confinamiento, pero poco se habla del estrés laboral que como docentes experimentamos en este prolongado periodo de tiempo al no atender directamente a los alumnos.
La pandemia justifica el desempeño de los diferentes actores educativos, en el sentido de que no existen las condiciones para brindar el servicio como se oferta de manera regular, sin embargo, un fenómeno frecuente en las escuelas es la desatención por parte de algunos padres de familia que no asisten a (o cuando las condiciones lo permiten de manera virtual) a recoger o recibir y entregar o enviar los trabajos de sus hijos, no se comunican en lo absoluto con los docentes para dar atención y seguimiento a su educación, hacen caso omiso a los llamado que hacen los maestros y comité de padres de familia y no motivan a sus hijos a continuar en la escuela.
Además, en las zonas rurales el bajo nivel educativo que predomina en la mayoría de los habitantes, dificulta que algunos padres de familia apoyen a sus hijos en las tareas escolares aun contando con la escolaridad mínima de secundaria o telesecundaria, y que presupone son temas o contenidos que en su momento estudiaron o abordaron en la educación primaria.
También existe mucha Inconsciencia de la población rural al no creer en la existencia de la pandemia por no vivir de cerca casos de contagio, lo cual aumenta el riesgo al no tomar las medidas sanitarias necesarias que permitan el pronto regreso a clases.
Es así que las condiciones de desigualdad en el acceso a señales de comunicación y medios electrónicos para la atención personalizada en tiempo de pandemia, la falta de atención y limitaciones de los padres de familia, acentúan más las desigualdades sociales generan o aumentan el estrés en el personal docente que bajo los lineamientos de la SEP deben brindar el servicio educativo de la mejor manera posible.
Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), “Los factores psicosociales (interacciones entre el trabajo, el medio ambiente, la satisfacción, necesidades, cultura y situación personal fuera del trabajo trabajo) son complejos y poco reconocidos por los empleadores ya que, al ser intangibles, se miden a partir de las percepciones que manifiestan las personas, con la particularidad de que no todas las personas reacción de igual manera, porque todos los seres humanos respondemos ante una determinada capacidad de adaptación».
De ahí que no se puede esperar el éxito de las estrategias educativas, cuando las condiciones son desfavorables. No obstante, hacemos lo que podemos con lo que tenemos y mientras tanto esperamos la fecha de regreso a clases presenciales.