Usos y costumbres, al filo de los abusos y la ejemplar organización

*Desde linchamientos hasta encarcelamientos, despojos de tierras y hasta destierros

*En la otra cara de la moneda, son ejemplo de manejo sustentable del medio ambiente, transparencia, honestidad y labor comunitaria

Oaxaca, Oaxaca, Martes 18 de Agosto, 2020 (Fuente: Agencias).- En Oaxaca, los usos y costumbres pueden ser un sinónimo de las peores injusticias y violaciones a los derechos humanos, donde se han registrado, desde linchamientos, encarcelamientos, despojos de tierras y hasta destierros por profesar una religión distinta a la católica.

Oaxaca es el único estado en el país que tiene 418 municipios que se rigen bajo el sistema de norma comunitarias o usos y costumbres.

Tan sólo en los últimos tres años, la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) tienen documentados 412 encarcelamientos, 107 despojos de tierras, 106 casos de abuso de autoridad, además de 47 destierros.

Los casos por encarcelamiento se han registrado en los municipios de Santiago Atitlán (del distrito Mixe, de la región Sierra Norte del estado), donde 24 familias fueron desterradas por profesar una religión distinta a la católica,

En San Andrés Yaa (municipio perteneciente al distrito de Villa Alta, región Sierra Norte del estado), la asamblea comunitaria acordó que el pastor Imeldo Amaya Gabriel debía abandonar la comunidad, “al demostrar poca disposición de integrarse y cumplir los acuerdos y servicios que se toman en forma comunitaria”.

En el poblado de San José Quianitas (perteneciente al municipio de Santa María Quiegolani, distrito de Yautepec, región Sierra Sur del estado), dos familias enteras fueron expulsadas de la comunidad por declararse Testigos de Jehová; previamente les fueron suspendidos los servicios básicos, como el agua potable para obligarlos a dejar sus hogares.

En Santiago Xanica (del distrito de Miahuatlán, también de la región Sierra Sur), un hombre fue torturado y encarcelado por ser sorprendido robando un domicilio.

En San Antonio Huitepec (del distrito de Zaachila, región Valles Centrales del estado), una mujer, sus hijos (entre ellos un bebé) y su padre, un adulto mayor, fueron encarcelados y despojados de un terreno por no cumplir con el tequio comunitario.

En San Juan Mazatlán (del distrito Mixe, región Sierra Norte del estado), una mujer y su hijo de 8 años fueron encarcelados y multados por evitar que el padre del menor fuera detenido por no cumplir con sus obligaciones comunitarias.

También, en San Miguel Suchixtepec (del distrito de Miahuatlán, región Sierra Sur), una mujer y tres menores de edad fueron privados de su libertad, también por determinaciones de su asamblea, que los declaró no gratos por negarse a pagar el diezmo para la celebración de la fiesta patronal.

En San Andrés Zochiquilazala (del distrito de Juxtlahuaca, región Mixteca) 12 personas fueron despojadas de sus tierras por una disputa de bienes.

En San Sebastián Río Dulce (del distrito de Zimatlán, región Valles Centrales), un burro fue encerrado sin agua y comida, como parte de una multa a sus propietarios por cortar leña en un lugar indebido.

En San Agustín de las Juntas (distrito del Centro, región Valles Centrales), fueron encerrado y torturados tres sujetos por beber cervezas en la vía pública.

Asimismo, en la comunidad de Camelia Roja (del distrito de Tuxtepec, región Cuenca), dos sujetos que violentaron un filtro y reten sanitario para evitar la propagación del virus del COVID 19 fueron detenidos y amarrados. Según la queja, los implicados trataban de cruzar por el cerco con su vehículo en estado de ebriedad y, para forzar su avance, insultaron y agredieron a los ciudadanos que resguardan el sitio

El Presidente de la DDHPO, Bernardo Rodríguez Alamilla, precisó que, por casos de detenciones arbitrarias en Oaxaca, se tienen documentados más de 280 recomendaciones.

“De las mil 400 quejas en contra de autoridades municipales, una quinta parte tiene que ver con abusos de autoridad”, detalló.

La otra cara de la moneda

Por otra parte, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, considera que la práctica de los usos y costumbres son una ejemplar y honesta forma de gobierno, que debe replicarse en todo el país, porque los servidores públicos que ejercen un cargo –desde ser presidente municipal, hasta topil, no cobran ningún centavo–, tienen que cumplir con sus cargos como un acto de honestidad, responsabilidad y obligación comunitaria y civil.

Asimismo, están obligados a rendir cuentas de los fondos públicos que ejercieron ante el pleno de sus asambleas comunitarias.

También es considerada como la única forma de organización civil y de trabajo, como lo es la figura del tequio, donde los ciudadanos participan en conjunto en labores de limpieza, cuidados del medio ambiente y hasta construcción de caminos.

Por ejemplo, en la lucha contra la pandemia del COVID 19, Oaxaca ha fortalecido la forma de organización y unión comunal de los pueblos originarios, los cuales han decidido solidarizarse en acciones coordinadas, altamente efectivas para hacer frente a esta contingencia.

Un ejemplo de ello es la comunidad de Totontepec Villa de Morelos (del distrito Mixe, región Sierra Norte de Oaxaca), que, gracias a su gran capacidad de organización, ha podido detener la llegada de la epidemia, por lo que, entre sus habitantes, no existe ningún caso de contagio por Coronavirus. 

Al ser un municipio regido por usos y costumbres –Sistemas Normativos Internos– se establecieron acuerdos entre la autoridad municipal y los pobladores para que, a través del tequio –ayuda mutua–, se implementaran medidas preventivas para evitar contagios del virus entre sus habitantes y reforzar las acciones de “Yo me guardo por Oaxaca”, que busca cumplir con el aislamiento social total y voluntario para evitar casos o fallecimientos por Coronavirus.

El presidente municipal Toribio Bravo Reyes mencionó que, a raíz de que se confirmaron los primeros casos de COVID 19 en la región, junto con su cabildo llegaron al acuerdo de establecer un filtro sanitario en la entrada del pueblo, al cual denominaron “El Campamento”, en donde desinfectan y revisan cada unidad de transporte que ingresa a la comunidad, pero también para invitar a las personas a respetar las medidas sanitarias de prevención correspondientes.

El filtro se encuentra activo las 24 horas del día, los siete días de la semana y, para su atención, se organizaron dos turnos: uno cubre todo el día y otro la noche. Las guardias están a cargo de personas voluntarias y miembros del cabildo.

Esta comunidad también decidió restringir el acceso a vehículos de empresas trasnacionales que comercializan comida chatarra, refrescos y bebidas alcohólicas, permitiendo sólo el paso a comerciantes locales y aquellos que venden productos de primera necesidad, como frutas, verduras, abarrotes y lácteos, entre otros, esto con la finalidad de reducir la movilidad, pero también como una acción de cuidar la salud de las personas.

Asimismo, por las mañanas y las noches, en el aparato de sonido del palacio municipal se anuncian las medidas básicas de higiene, de prevención y se informa a las personas sobre la situación de la pandemia en México. Esto se realiza, tanto en español como en mixe, la lengua originaria de la comunidad.

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