Jubilado con presunto COVID, resignado a morir

Oaxaca, Oaxaca, Viernes 20 de Marzo, 2020 (Fuente: Agencias).- En La Ciénega, municipio del distrito de Zimatlán, ubicado en la región Valles Centrales de Oaxaca, habitado en su mayoría por mujeres, porque la mayoría de los hombres han emigrado, hay un hombre contagiado de COVID-19 que está resignado a morir.

Es profesor jubilado acaba de regresar de los Estados Unidos, estuvo en Nueva York y regresó a su pueblo natal, donde está enterrado su ombligo hasta morir.

Él está aislado, se puede hablar con él desde la puerta de su domicilio y sólo advierte que “a sus 62 años ha cumplido con su familia y que sólo espera morir”.

Al salir a despedirse de amigos, familiares y conocidos, causó alerta, hasta la presidenta municipal ordenó la presencia de una brigada sanitaria en el pueblo para descartar mayores contagios.

Sólo 6 personas están en calidad de sospechosos y ya el Centro de Referencia Respiratoria comenzó a tomar las pruebas de laboratorio para descartar o endurecer las medidas en el pueblo.

“Le soy franco, yo sé que me tengo que morir. Yo creo que ya cumplí, siento que, si me muero, qué otra cosa me queda. Soy muy realista, si me tocó, me tocó, yo ya cumplí con mi familia”, expresa el hombre.

Vivir en una población relativamente pequeña, menor a tres mil habitantes, facilitó que la noticia de su contagio se divulgara y lo ha colocado en medio de una avalancha de rumores y mentiras.

Habla con ecuanimidad y bajo el acuerdo de que no se asiente su nombre para no violar la confidencialidad a la que tiene derecho, “porque yo no tengo la culpa de haberme infectado, estoy bien, pero me duele mi cuerpo, hambre no me da a pesar de que tomo muchos líquidos”.

“Yo no pedí mi enfermedad. Si le estoy haciendo mal al pueblo, yo no tengo ninguna culpa, pudo haber sido alguien de Zaachila u otros que se pueden infectar, pero no tenemos la culpa”, dice, como una forma de referirse a las personas en México que tienen un diagnóstico confirmado COVID-19, incluyendo una mujer más de Oaxaca.

Narró que hace una semana estuvo Nueva York, Estados Unidos, a donde viaja al menos una vez al mes, el martes 10 de marzo el paciente de 62 años tomó un vuelo de Aeroméxico sin que le aplicaran algún tipo de filtro sanitario y regreso a su tierra, donde fue diagnosticado.

“Yo vengo de Estados Unidos, donde las medidas no son tan fuertes como se dice. Yo no veo dónde están metiendo tantos millones para controlar el Coronavirus, cuando en los aeropuertos no hay nada, menos en los de México”.

El cambio de clima le hizo sentir malestares en la garganta, pero no le pareció anormal porque eso ha experimentado en viajes anteriores.

“Siempre he sentido que me duele el oído o la garganta, pero como si nada”, no interrumpió sus actividades cotidianas, hasta que sintió el cuerpo caliente, como si ardiera, y fue que se realizó la prueba de COVID-19, donde resultó positivo.

Sin desesperación por el aislamiento, cuando se le pregunta sobre su miedo a la muerte, en su voz se cuela el desconsuelo de abandonar a su familia: “Si algo pasa, que me muera, me voy a gusto, con lo que he vivido le juro que estoy a gusto, nunca me imaginé tener ciertos monstruos a los que tuve que darme con mi trabajo, estoy contento con la vida y si llega el momento de decir adiós, se lo juro que me voy en paz”.

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