Vicente Guerrero, el verdadero consumador de la independencia

Staff OAXACADIAADIA.COM

Claustro de Santo Domingo, Oaxaca, Oaxaca, Lunes 04 de Noviembre, 2019.- “Aun cuando la Conspiración de la Profesa reunió a los españoles peninsulares que detentaban el poder político y económico en la Nueva España y en complicidad con el virrey Apodaca, tomaron la decisión de independizarse para no cumplir con las disposiciones de la Constitución de Cádiz, vuelta promulgar en el año de 1820, su deseo no fue suficiente, aun cuando escogieron a un destacado militar como Agustín de Iturbide para lograrlo,  porque el ejército realista sufrió inesperadas y estrepitosas derrotas  al intentar someter a Vicente Guerrero, el último caudillo en pie de lucha, e Iturbide se vio obligado a ceñirse al plan de independencia diseñado por la inteligencia política del invencible Guerrero del Sur”, señaló el escritor Juan Arturo López Ramos, en la conferencia organizada por el Museo de las culturas oaxaqueñas, en el atrio del claustro del templo de Santo Domingo de Guzmán, ubicado en esta capital, para recordar al ilustre prócer mexicano, quien estuvo preso en las celdas de ese convento y después de Cuilápam, estuvo enterrado en la preciosa  capilla del Rosario del templo de Santo Domingo.

El escritor oaxaqueño detalló de forma pormenorizada cómo Vicente Guerrero en los últimos meses de 1820, escribió primero al general realista Gabriel de Armijo y después, ante la negativa de éste, a su segundo, el general Moya, invitándolos a reflexionar que la nueva vigencia de la Constitución de Cádiz, provocaría un enfrentamiento en España entre constitucionalistas y monarquistas, que forzosamente se vería reflejado entre las fuerzas políticas de la Nueva España, por lo que invitó a estos  generales realistas, a asumir el liderazgo y luchar por la independencia definitiva de la Nueva España, poniendo Guerrero bajo su mando al ejercito insurgente para lograr juntos la anhelada emancipación.

Cuando Agustín de Iturbide releva en el mando al general Gabriel de Armijo recibe de Vicente Guerrero la misma proposición, y ante las derrotas sufridas por los insurgentes, acepta y juntos inician una nueva lucha por la independencia mexicana. Esta actitud de Iturbide es reprobada por el virrey Apodaca y por la mitad del ejército realista, por lo que se desatan nuevas hostilidades en las que finalmente triunfa el ejército Trigarante, declarando la independencia de México el 27 de septiembre de 1821.

Electo presidente de la República en 1929, Vicente Guerrero promulgó la definitiva abolición de la esclavitud, adelantándose 130 años a la abolición de la esclavitud en Estados Unidos; destaca también la férrea defensa ante la nueva invasión del ejército español al mando del general Isidro Barradas, al que derrotó. Su política liberal y cercana al pueblo provocó la violenta rebelión de su vicepresidente, el conservador Anastasio Bustamante quien a través del traidor Picaluga, lo apresó en Acapulco, por Huatulco lo condujo a Oaxaca y lo fusiló en Cuilápam el 14 de febrero de 1831, señalo el escritor.

Sus extraordinarios méritos fueron reconocidos y fue declarado Benemérito de la patria y elevado a Estado el territorio que actualmente lleva el nombre de Guerrero en su honor.  También en 1833, todo el pueblo de Oaxaca, junto con sus autoridades, gobernador, diputados y senadores, magistrados del tribunal de justicia, ejército y todas las órdenes religiosas, junto con el obispo de Oaxaca,  convocaron a artistas, escultores, músicos poetas, herreros, plateros,  a sumarse para realizar en su honor las más solemnes honras fúnebres que se hayan conocido, en desagravio a la injusticia cometida por el traidor Bustamante, que duraron 7 días, con una copiosísima participación popular en vallas, desfiles militares, procesiones, salvas, cañonazos y  solemnísimas ceremonias religiosas en los templos de  San Francisco,  Santo Domingo y la propia catedral, que acompañaron a sus restos exhumados de Cuilapan y finalmente enterrados en la preciosa capilla del Rosario, en el templo de Santo Domingo, desde donde fueron trasladados posteriormente al panteón de San Fernando en la ciudad de México y por último a la columna de la independencia, donde reposan los restos de este insigne mexicano, considerado hijo adoptivo de Oaxaca, remató el escritor Juan Arturo López Ramos.

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