México fracasa ante el narco
*La estrategia del Gobierno para poner fin a la violencia hace agua
Oaxaca, Oaxaca, Sábado 19 de Octubre, 2019 (Fuente: Agencias).- Los enfrentamientos entre militares y criminales que sembraron el caos y el terror durante horas en las calles de Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, han vuelto a colocar a México ante sus peores fantasmas. Los sucesos no sólo han evidenciado la fragilidad del Estado a la hora de combatir el crimen organizado, en este caso el cartel de Sinaloa, uno de los grupos más sangrientos de la historia reciente del país. Los fallos y las precipitaciones en el operativo para detener a Ovidio Guzmán, uno de los herederos del Chapo Guzmán, histórico líder del cartel, encarcelado en EE UU, y su posterior liberación, han puesto de manifiesto además la falta de una estrategia clara a la hora de afrontar un desafío ingente.
A la confusión por lo ocurrido el jueves ha contribuido una pésima política de comunicación oficial. Mientras todo el país seguía en directo las balaceras que sembraban el pánico en Culiacán, los dirigentes guardaban silencio. De las imágenes y la posterior versión oficial hay algo, no obstante, que queda someramente claro: la falta de coordinación y la ineptitud de las autoridades en este suceso.
Los máximos responsables de la seguridad de México dijeron en un primer momento que se trataba de un patrullaje normal, algo que resultó estrambótico, para posteriormente admitir que se trataba de un operativo para capturar al hijo del Chapo. Más aún, admitieron que la orden de aprehensión del criminal no se logró en el tiempo que se había previsto, lo que propició la salvaje respuesta de los delincuentes, con una fuerza superior a la de las autoridades. Que nadie previese ese contrataque también resulta inexplicable en un país que lleva luchando más de una década contra el crimen organizado. Las autoridades han negado que Ovidio Guzmán fuese detenido, pese a que se distribuyeron fotos suyas, presuntamente tras un arresto. El presidente, Andrés Manuel López Obrador, admitió que se le liberó, y defendió que se hizo para salvaguardar la integridad de los vecinos de Culiacán. Sin embargo, los cabos sueltos que desprende la operación dejan en el aire innumerables dudas sobre el grado de permisibilidad y permeabilidad del crimen organizado en los gobernantes, que deben ser aclaradas con la mayor brevedad.
Es evidente que México necesita un cambio radical en la política de seguridad, como ha planteado el presidente desde que llegó al poder. Y que lo ocurrido en Sinaloa es consecuencia de años de mala gestión del combate contra las bandas criminales. Resulta inadmisible, no obstante, que el mandatario, ante los flagrantes errores del operativo, no haya asumido las responsabilidades que le corresponden como máxima autoridad de la seguridad del país y tache las críticas de “conjeturas de expertos”. Su estrategia para poner fin a la violencia, que no se sabe muy bien en qué consiste, está fracasando. La inseguridad no se ha detenido y lo ocurrido en Sinaloa es el último ejemplo. El contraste con su vaga retórica resulta cada vez más desconcertante. El presidente de México debe dejar de culpar a la herencia recibida y asumir los retos que tiene por delante, empezando por tomar medidas contra los responsables del operativo de Culiacán.
¿Cómo es posible que el Estado mexicano haya sido rebasado?: Anabel Hernández, tras lo ocurrido en Culiacán
Por otra parte, la periodista Anabel Hernández cuestionó que el Estado mexicano haya justificado su actuar en Culiacán y la liberación de Ovidio Guzmán, la tarde del jueves, señalando que las Fuerzas de Seguridad habían sido rebasadas por el Cártel de Sinaloa, “cuando se supone que hay bases navales y militares inmediatas, se requieren 10 minutos para desplazarse. Además, está la policía estatal y la municipal de los coledañas”.
“Esta gente no se mueve porque sea fan de El Chapo, porque sean amigos o quieran a Ovidio, esa gente solo se mueve porque hay una gran cantidad de dinero mensual. Por otro lado, las armas, necesitas dinero para comprar armas, necesitas dinero para la gasolina, para los vehículos. Y, por otro lado, no se puede entender ¿Cómo es posible que el Estado mexicano haya podido ser rebasado como ellos aseguran que sucedió por decenas de personas?… Todo este estado con toda esta fuerza, con estos hombres entrenados y destinados a salvaguardar la seguridad pública de la gente, no actuaron, me parece muy extraño”.
Hernández, autora de Los señores del narco (2010), aseguró que es muy extraño que todos los hombres entrenados y capacitados para salvaguardar la seguridad pública de la gente, no actuaron.
Comentó que una de las razones por las que no actuaron y no se respaldaron unos a otros pudo haber sido porque “hay un Estado dividido, tal y como ha sucedido en el pasado”.
Mencionó que en muchas ocasiones ha ocurrido que “durante muchas batallas entre el Cártel de Sinaloa y el Ejército, incluso durante acciones legales, armadas o de fuerza pública, el grupo delictivo les ha pagado a policías federales, estatales, militares y judiciales para que, en lugar de combatirlos, combatan junto a ellos contra las instituciones del gobierno”.
De ahí deriva la duda de si las acciones que sembraron el caos en Culiacán tienen alguna conexión a este tipo de mecanismos. “Necesitamos respuesta y explicaciones más a fondo”, dijo la periodista.
Hernández también criticó el intento de borrar a los cárteles, entre ellos el de Sinalioa, del discurso oficial del gobierno de AMLO. Expuso que, durante los últimos meses, ni en las conferencias de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador, ni en los informes del secretario de Seguridad Pública, de Defensa Nacional o de Marina, se ha mencionado a los cárteles de droga, “como si ya no existieran, como si al borrarlos del discurso su existencia no significara”.
La gravedad de esto, indicó, es que al menos ayer el Cártel de Sinaloa demostró una minúscula parte de su poder, lo cual se tradujo a violentos episodios. Esto a pesar de ser un grupo delictivo gravemente debilitado, al menos la fracción que estaba bajo el mando de Joaquín “El Chapo” Guzmán, la cual explicó que quedó a cargo de cuatro de sus hijos: Iván Archibaldo y Alfredo Guzmán Salazar, Joaquín y Ovidio Guzmán López.
“Se trata de una fracción que quedó muy debilitada en sentido de poder traficar drogas, la cual se intensificó tras la sentencia a cadena perpetua [de “El Chapo”] y los conflictos que existieron con Damaso López y el Mini Lic”, señaló Hernández. No obstante, demostraron tener un nivel de movilidad inmenso con la violencia desatada el jueves.
Sin embargo, apuntó la posibilidad de que la complicidad de unos al interior del gobierno, “les haya hecho adquirir este poder en tan poco tiempo”.
La periodista atribuyó el poderío del Cártel a la cantidad de dinero que maneja. Añadió que el grupo delictivo tiene presencia en casi el 70% del mundo y al haber estallado el caos en Culiacán, la matriz, permitió mostrar el control territorial que tiene.